"Nos vienen a apretar para que invirtamos, aumentemos la producción, exportemos más, y ellos no generan condiciones. ¿Qué piensa hacer con la inflación y el atraso cambiario que están generando?", dijo uno de los involucrados.
El aumento de los costos no es un tema menor. Smata acaba de lograr con las automotrices de la provincia de Buenos Aires más la General Motors un incremento salarial de 25%, que se revisará en nueve meses. "En la práctica es por seis meses, dicen que se revisará en marzo, pero es obvio que si la inflación sigue como va el próximo aumento lo pedirán desde enero", dijo un ejecutivo de una de la terminales.
Ninguno quiso oponerse. "Tenemos vendido todo lo que todavía no producimos; nadie quiere ponerse a pulsear y arriesgarse a que surjan medidas de fuerza, y el sindicato lo sabe", dijo un informante. Los incrementos regirán para Volkswagen, Mercedes-Benz, General Motors, Ford y Toyota. Peugeot está en la provincia de Buenos Aires, pero su personal está afiliado a la UOM. Todos descuentan que, al igual que las automotrices ubicadas en Córdoba y Tucumán, dará aumentos idénticos cuando le toque el turno de negociar.
"Es verdad, ahora es mejor ceder a ese aumento que resistirlo, pero eso se va a trasladar a los talleres oficiales de los concesionarios y también a los autopartistas. Habrá que ver: ya somos poco competitivos respecto de México, y con Brasil las diferencias se disimulan porque allí la economía crece muy fuerte", señaló otro ejecutivo.
Las quejas también aparecen por las limitaciones a la importación de autopartes. "Están como locos con eso y están empezando a generar algunos problemas, pero el sector puede demostrar que está exportando mucho, el problema es que a cada rato hay que ir a explicárselo a Moreno; los que son importadores netos corren el riesgo de tener problemas muy pronto", señaló un ejecutivo de otra terminal.
Los problemas de comercio exterior son variados. Con Brasil hay tensiones por las protecciones que se colocan. Algo parecido a lo que ocurre con China. Pero en este último caso lo más serio son las limitaciones a las compras de aceite de soja, una de las principales fuentes de divisas para la Argentina. La solución parcial hasta ahora es autorizar una mayor participación de biodiésel en el gasoil para reducir las importaciones. Es decir, ante un menor ingreso de divisas, se busca limitar las compras al exterior.
También se aumentó el cupo de alcohol anhidro para mezclar con naftas, probablemente tratando de aumentar el saldo exportable de esos combustibles mientras se prohíbe la venta al exterior de azúcar.
Pero el Gobierno tiene actitudes contradictorias con las ventas al exterior. Responsables de una compañía argentina recordaron que fueron interesados por Cancillería para unas ventas a Venezuela. "Les dijimos que no usamos intermediarios; igual nos sondearon las dos gestoras que se mencionan en las denuncias de Sadous [Eduardo, el ex embajador] y les dijimos que no." La operación nunca se concretó.


