DEFICIENCIAS GENERALIZADAS
La escasez de precipitaciones que prevaleció del mes de junio se perfilaba muy difícil de revertir desde el momento en que las primeras jornadas del mes pasado comenzaron a mostrar un enfriamiento persistente y riguroso. Normalmente el mes de julio es el mes en que la actividad atmosférica alcanza un mínimo. Esto está ligado a que las áreas continentales se encuentran en su momento de mayor enfriamiento, lo cual redunda en fuerte factor de estabilidad, con inhibición de los movimientos verticales. Si bien las temperaturas se fueron recuperando a medida que transcurrió la segunda quincena del mes, esto no logró romper la inercia del comportamiento de gran escala y solo se observaron algunas excepciones zonales en el norte de la Mesopotamia y en algunas zonas de ER.
Naturalmente es una época de fuerte restricción en la oferta de agua, sin embargo, es razonable esperar que las lluvias que se observaron en la provincia de Misiones tengan un mayor despliegue hacia el sur, llegando con buenos milimetrajes sobre el este de la provincia de BA. Esta dinámica apenas se vio representada. El mes de julio del año pasado fue antagónico respecto de este, por entonces predominaron condiciones mucho más cálidas y húmedas, las cuales se reflejaron en una oferta de agua generosa, por encima de los valores normales.
La transición fría del otoño para el invierno suele ser un indicador que anticipa deficiencias pluviales. El mes de mayo muy frío, generó un rápido corte en la sobreabundancia que traían las lluvias de otoño y si bien el mes de junio no fue tan riguroso como julio, vasto para definir un escenario en que las precipitaciones de gran escala prácticamente han estado ausentes. Es decir desde la segunda quincena de mayo, no se ven eventos pluviales que hayan generado recargas de valor. El acopio de humedad en niveles profundos es favorable, pero los secamientos superficiales han complejizado y en muchos casos han impedido la concreción de siembras tardías de la fina.
Las lluvias registradas en Julio, comparadas con los valores estadísticos (1973-2023), han profundizado la anomalía negativa del mes de junio, siendo muy reducidas las áreas que han podido escapar a este comportamiento.
Como podemos ver en el mapa, las lluvias muy escasas se presentan en toda la región pampeana, la zona núcleo en particular ha quedado muy afectada por esta situación, con un alto grado de afectación de los cultivos implantados con poca humedad.
Solo sobre el norte de Misiones y el extremo sur de la Patagonia, las lluvias han tenido una mejor performance. El norte de Misiones por el flujo de aire tropical y el sur de la Patagonia por la recurrencia de sistemas frontales que han transitado la zona moviéndose de oeste a esta, con muy pocas chances de avanzar sobre la región pampeana.
En cuanto a temperaturas, las dos primeras décadas del mes de pasado mostraron fuertes desvíos negativos en los promedios y si bien los últimos diez días presentaron guarismos más moderados, el resumen mensual tanto en los valores de máxima como en los de mínima, describen un enfriamiento muy marcado para este mes. En términos relativos, la franja central del país estuvo más fría que la Patagonia. Es decir, respecto de los valores estadísticos de temperatura, el enfriamiento observado a lo largo del mes pasado fue más intenso en la región pampeana que en la Patagonia. Esto sin dudas incidió y aun incide sobre la floja performance pluvial que lleva el invierno.