Manuel Chiappe (Barbechando) como moderador y los especialistas Kai Purnhagen (University of Bayreuth), Simkje Kruiderink (Ministerio de Agricultura de Países Bajos), Andrea Parrilla (Embajada de Brasil) y Ignacio Lartirigoyen (Lartirigoyen y CIA) comentaron cómo reconocer las nuevas oportunidades de desarrollo sustentable en el sistema agroalimentario.
Una agenda en común
En primer lugar, Kruiderink comentó sobre cómo después de las protestas de agricultores holandeses, se abrieron nuevos canales de diálogo con el sector público, privado y la sociedad en general. A partir de esto, pudieron desarrollar las políticas del futuro pensando en la naturaleza en primer lugar, en la sociedad en segundo y por último en la economía, que debe ser coherente los otros dos niveles.
También comentó que aún con diálogos complicados, la forma de trabajar es creando una sola agenda en conjunto con sector público y privado, con una visión a largo plazo, cuidando el suelo y el agua, dentro del contexto de la normativa de la Unión Europea que ayuda a no perder el eje.
Parrilla habló del caso de Brasil que luego de lanzar en 2010 el PLAN ABC (Agricultura de Bajo Carbono) logró mitigar 193 millones de toneladas de C equivalente en los primero 10 años. Este plan se basa en el desarrollo de sistemas que integran la producción forestal, ganadera y agrícola con prácticas sustentables, como siembra directa, riego, tratamiento de residuos animales, plantación de bosques y preservación de espacios naturales.
De esta manera pasaron de la inseguridad alimentaria a ser uno de los países líderes en exportación, disminuyendo un 40% el costo de la canasta básica. El aumento en la productividad de la agroindustria fue el motor de desarrollo social y económico, gracias a que las políticas de Estado no cambiaron con los cambios de gobiernos.
Además, aclaró que frente a las nuevas exigencias mundiales medioambientales en la producción de alimentos, hay muchas iniciativas y prácticas sostenibles en los países del cono sur. “Esas prácticas tienen que ser reconocidas por los países importadores y ese valor agregado se debe reflejar en el precio” concluyó Parrilla.
Reglamentación “Anti-Deforestación” de UE: ¿Amenaza u oportunidad?
Por su parte Purnhagen, habló sobre los nuevos cambios en la reglamentación de las políticas de la Unión Europea para ponerle un alto a la deforestación, bajar las emisiones de C e impulsar la reforestación. Esta normativa, que entró en vigencia desde junio de 2023, busca en primer lugar que los bienes que se importen provengan de territorios libres de deforestación, es decir que el cambio en el uso de la tierra haya ocurrido antes del año 2020.
Para llevarlo a cabo, se debe asegurar la trazabilidad y la geolocalización de toda la información que certifique que se cumplen las exigencias requeridas durante todo el periodo de producción. A su vez, estos establecimientos pueden ser auditados en forma aleatoria y sorpresiva, y en caso de no cumplir las sanciones serían muy importantes.
En este sentido, Chiappe comentó que desde el 2008, la mayoría de las provincias de Argentina cuenta con leyes que reglamentan los recursos forestales, por lo que en ese sentido, tenemos una ventaja competitiva como país. Nuestro desafío está en la trazabilidad, y es en lo que muchas instituciones ya están trabajando.
Por último, Lartirigoyen, comentó que: “frente a los desafíos del futuro los productores de Argentina somos muy resilientes y estamos muy bien preparados, en términos de sustentabilidad ambiental. Sin embargo, falta seguir trabajando en la parte social”. Actualmente mediante el diálogo y la educación se está tratando de unir dos mundos separados: la ciudad y el campo, y comentó que parte de la solución comienza en el encuentro.
Fuente: AAPRESID