Con un sinfín de variedades de tomates, desde los más pequeños hasta los más grandes, es difícil ceñirse a una sola variedad. Al fin y al cabo, tu jardín o huerto puede ser mucho más diverso que tu tienda de comestibles local.
Así que, una vez que aprendas a sembrar, regar, podar, abonar y acolchar, estarás en camino de convertirte en un experto en el cultivo de tomates.
El calor, la humedad, la lluvia o la sequía. Hay muchos factores que hay que tener en cuenta en el camino hacia una cosecha abundante.
Pero la mayor parte del trabajo duro se hace cuando se plantan los tomates por primera vez. Si te equivocas en ese paso, te esperan malas cosechas. Si lo haces bien, podrás superar cualquier otro problema.
Secretos para el cultivo de tomates
- Plantar en un espacio nuevo, siempre.
Los tomates tienen un inconveniente: son susceptibles de sufrir una serie de problemas y enfermedades. Hongos, bacterias y virus. Es muy probable que en algún momento tengas que enfrentarte a alguno de ellos.
Nadie dijo nunca que el cultivo de tomates fuera fácil.
Rota tu cultivo de tomates cada temporada, no sólo para mantenerlos sanos y fuertes, sino para prevenir muchas enfermedades.
También conviene moverlos por el huerto para darles nutrientes frescos, ya que tienden a alimentarse mucho.
- Plantar los tomates en profundidad.
No plantes los tomates como lo harías con un árbol, ya que sus raíces crecen de forma diferente, lo que no se ve.
Tal vez parezca contrario a la intuición plantar tomates en profundidad, pero ten en cuenta que estamos hablando de trasplantes, no de semillas de tomate.
Cava profundamente, a unos 15 centímetros, o como otros sugieren: que aproximadamente 2/3 de la planta de tomate esté bajo tierra, con sólo las hojas superiores sobresaliendo.
- Proporcionar apoyo desde el principio.
Para prevenir las enfermedades, es beneficioso entutorar las tomateras. Esto aumenta la circulación de aire tanto para los frutos como para las hojas, y al mismo tiempo mejora el acceso a la luz solar. Ambos factores contribuyen en gran medida a la maduración del tomate.
No uses sólo jaulas o enrejados para tomates como única forma de estructura de soporte. Las estacas de madera con lazos también funcionan de maravilla.
Sólo asegúrate de añadirlos al principio (durante la plantación), para no dañar las raíces más adelante en el ciclo de vida.
- Alimenta tus tomates.
Antes de alimentarte a ti, tienes que alimentar tú a los tomates.
En el momento de la plantación, añade algunas cáscaras de huevo trituradas (para obtener más calcio) al fondo del agujero, echa un poco de compost maduro y un pequeño puñado de lombrices si las tienes.
- El mantillo es el mejor amigo del tomate.
Mientras que a las raíces les encanta estar rodeadas de un espacio oscuro y húmedo, las hojas prefieren la luz y mucho aire fresco. Sin embargo, es esa zona intermedia la que a menudo se pasa por alto.
La base de la tomatera también necesita atención, y si tienes un jardín sin excavar, puede que ya estés proporcionando el mantillo perfecto. Si no es así, asegúrate de que, de entre todas las plantas de tu jardín, los tomates reciban toda la atención que necesitan con el mantillo.
El acolchado en el momento de la plantación ayuda a mantener las malas hierbas fuera y la humedad dentro. Encontrar la cantidad y el grosor perfectos depende de ti, teniendo en cuenta que a los tomates les gusta la tierra caliente.
La paja o los recortes de hierba son un mantillo orgánico ideal, pero hay muchas otras opciones.
Cómo cuidar las plantas de tomate
Sería mentira decir que puedes sentarte y relajarte ahora que has plantado con éxito tus tomateras, pero si sigues los pasos anteriores estarás en camino de conseguir unos jugosos tomates en verano.
Fuente: Portal Fruticola