Hemos iniciado abril y lejos de despejar dudas con señales claras, que
impulsen las decisiones de inversión en la actividad pecuaria, comercial e
industrial, continúan las dudas sobre posibles intervenciones o regulaciones al
comercio.
El anuncio del Presidente del inicio de negociaciones con Méjico para que la
carne argentina pueda volver a ingresar en ese Mercado y la presentación de la
Agenda de Trabajo de Cancillería esta semana, fueron claras señales de una
decisión de Gobierno de fortalecer la actividad productiva y exportadora de
carnes, pero, luego aparecieron expresiones de otros funcionarios que ponen en
duda que realmente ése sea el verdadero espíritu de la gestión de Gobierno.
Hemos sostenido insistentemente desde este espacio que la mejor forma de ayudar al país y a nuestros conciudadanos es aumentando la producción y para eso se necesita generar el ambiente de inversión que permitirá luego generar empleo. Para construir ese ambiente de inversión se necesita dar señales claras e inequívocas, desde el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) se viene trabajando desde hace casi un año, sin mayores avances en lograrlo. Si las señales claras no aparecen entraremos en un letargo que no ayudará a la recuperación del país, cada uno buscará salvarse individualmente, sin darnos cuenta que el final es el empobrecimiento de todos.
La economía está en una situación crítica desde hace décadas y en ese marco
el sector productivo se desenvuelve, la pandemia mundial no hizo otra cosa que
agregar otro factor de presión, agregó costos a los ya numerosos factores que se
deben hacer cargo. Indudablemente la única forma de recuperar el gasto es a
través de los precios de venta.
Aun cuando decimos que producir en Argentina es caro, por la presión fiscal y
la escasa competitividad, debemos decir también, que las carnes en Argentina son
las más económicas de la región y eso permite que los argentinos ostentemos el
mérito de ser los mayores carnívoros del planeta.
En este contexto de precariedad institucional, económica y social, flaco favor le hacen al país cuando algunos analistas sensacionalistas salen a decir que tenemos “el menor consumo de carnes del siglo”. Esos títulos, está claro, preocupan a intereses políticos y generan sobreactuación. El argentino promedio en 2020 aumentó el consumo de carnes, hay que comprender que el argentino del siglo XXI prefiere una dieta diversificada de carnes, el consumo de carne avícola y de carne porcina está instalado no solamente por precios, también lo es por preferencia de los consumidores y por ende, aunque nos pese, el único consumo que va a disminuir es el consumo de carne vacuna. Ahora, ¿los mecanismos de medición de precios, están diseñados para acompañar y reflejar los cambios de hábitos de la sociedad?
El mercado doméstico está muy bien abastecido de todas las carnes y los
precios son el reflejo de oferta y demanda en su expresión más trasparente de
competitividad. Las regulaciones con objetivo de pretender intervenir en su
composición lamentablemente solo conseguirán generar distorsiones, fomentar
marginalidad y disminuir la producción.
En esta semana y pese al clima de incertidumbre, el sector arribo a un
acuerdo con la Federación de la Carne acordando la actualización paritaria hasta
el mes de Diciembre con un importante aumento del 15% entre Abril y Mayo.
Demostramos así nuestro compromiso para asegurar el trabajo y el normal
abastecimiento al mercado.
Fuente: FIFRA