Esta es la campaña donde queda claramente expuesto el peso que tiene Sudamérica en la formación de los precios de la soja y aún del maíz.
En lo que hace a granos gruesos, no hay duda que Brasil y la Argentina son un factor de enorme fuerza en los precios internacionales.
Es una pena que nuestro país no tome como política de Estado alcanzar un volumen de 130 millones de toneladas de soja y maíz.
Ambas producciones al actuar simultáneamente contribuirían a un manejo sustentable de la agricultura extensiva. Así, deberíamos llegar a 65 millones de toneladas de soja y 65 millones de maíz, aproximadamente.
Ello, sin contar la importancia del trigo.
Antes del inicio de la campaña, se aguardaba una buena cosecha gruesa. A raíz de ello, y pese a la fuerte demanda mundial -bajo el liderazgo chino- los precios no lograban atravesar un techo.
Pero una vez arrancada la campaña de América del Sur, la taba comenzó a darse vuelta. Ya no sólo era una cuestión de bajos inventarios en EE.UU. Ahora, pasaba a ser un grave problema de producción, dadas las perspectivas ciertamente inquietantes a consecuencia de una Niña más severa de lo que se pensaba.
Con este cuadro, llegó el reporte del USDA de enero, con una visible caída en la proyección de la producción de soja, maíz en América del sur.
¿Qué acaba de estimar el USDA?
- Una rebaja de 2 millones de toneladas respecto a las mediciones de diciembre. Ahora calcula 48 millones de toneladas de soja
- Respecto al maíz, una reducción fue de 1,5 millones de toneladas. Ahora estima 47,5 millones de toneladas.
- Y simultáneamente, recortes en las estimaciones de cosecha para EE.UU.
El USDA, a través de sus predicciones, opera como trampolín de los precios internacionales.
El cuadro en un futuro inmediato es muy alentador, siempre y cuando el diablo no meta la cola.
Porque el populismo setentista, del que está imbuido el Gobierno, impulsa a la dirigencia política en la tendencia oportunista a dar manotazos donde huele dinero, sin importarle las consecuencias del mediano y largo plazo.