De esta forma, la dependencia estadounidense redujo la estimación de producción de la oleaginosa en 2 millones de toneladas respecto a las mediciones de diciembre hasta los 48 millones de toneladas, según consta en el informe mensual de oferta y demanda de granos publicado hoy. En cuanto al maíz, la reducción fue de 1,5 millones de toneladas para ubicarla en 47,5 millones de toneladas, y para el trigo la merma fue de 500.000 toneladas hasta las 17,5 millones de toneladas.
En todos los casos, los recortes se deben al clima seco de los últimos meses en amplias regiones del área agrícola nacional, explicó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Sin embargo, los datos de mayor impacto en el mercado corresponden a los recortes productivos y ajustes de stocks en Estados Unidos, particularmente lo referido a soja y maíz.
En este sentido, el USDA realizó un “sorpresivo” recorte de un millón de toneladas en la estimación de producción de la soja para ubicarla en 112,5 millones de toneladas, cifra inferior a las 113,2 millones de toneladas que esperaban los operadores. En su momento, esto motivó un alza en los precios.
A pesar de la baja, obtendrá una cosecha récord de concretarse la proyección productiva. Asimismo, incrementó la previsión de crushing en 200.000 toneladas y de exportación en 800.000 toneladas, lo que derivó en un ajuste de los stocks un millón de toneladas a 3,8 millones de toneladas, volumen esperado por el mercado.
El maíz también se realizó un ajuste negativo en la producción, pero de mayor envergadura que la soja. La previsión de cosecha se ubicó en 360,2 millones de toneladas, 8,3 millones menos que las calculadas en diciembre y 7,4 millones de toneladas por debajo de lo estimado por los operadores.
En cuanto al trigo, el factor alcista se encontró en la reducción de los stocks mundiales, gracias a un mayor consumo. Las existencias fueron previstas en 313,2 millones de toneladas, 3,3 millones de toneladas menos que las proyectadas el mes pasado y 2,2 millones de toneladas por debajo de las proyecciones del mercado.
El link de la fuente AQUIFuente: El Economista