A través del Proyecto para la Promoción de la Energía derivada de Biomasa (Probiomasa), una iniciativa conjunta de la Secretaría de Gobierno de Agroindustria y la Secretaría de Gobierno de Energía, que cuenta con el apoyo técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se realizó la entrega de 32 cocinas multifunción y 6 estufas en las Comunidades Energéticamente Vulnerables de Paraje Pinto, en la provincia de Córdoba, y de Cerro Negro del Tirao, en la provincia de Salta. Ambas localidades cuentan con paneles fotovoltaicos a 12 voltios provistos por el Proyecto de Energías Renovables en Mercados Rurales (PERMER) para cargar baterías.
Esta acción se desarrolló con el objetivo de mejorar las condiciones de vida en poblaciones rurales aisladas y el aprovechamiento de la biomasa para la generación de energía térmica.
Las localidades beneficiadas fueron seleccionadas entre 50 Comunidades Energéticamente Vulnerables de todo el país para recibir equipos de uso eficiente de leña, para la cocción de alimentos y la calefacción de viviendas.
Paraje Pinto está situado a 96 km al noroeste de Córdoba Capital y es una comunidad compuesta por 20 familias y la Escuela Albergue 25 de Mayo. El Paraje es de difícil acceso ya que se llega por camino de montaña en descenso, se deben sortear vados de ríos y realizar largos trayectos a pie. Sus habitantes, en su mayoría, desempeñan actividades de ganadería bovina, caprina y porcina; cultivan hortalizas y elaboran productos regionales. Ocupan gran parte de su tiempo en tareas domésticas como provisión de agua, recolección de leña, autoproducción de alimentos y mantenimiento y reparación de sus precarias instalaciones.
Cerro Negro del Tirao se encuentra al sudeste de la ciudad de Salta y allí viven 14 familias dispersas aunque próximas a la Escuela Albergue 4587, a las cuales se accede por camino de montaña atravesando el Parque Nacional Los Cardones, con elevaciones cercanas a los 4.000 ms.n.m. Se dedican a la ganadería y la agricultura a escala de subsistencia.
Estas comunidades tienen importantes carencias de infraestructura básica. El agua es un recurso escaso que se obtiene de pequeñas vertientes o de pozos; no se dispone de electricidad ni gas a través de las redes y la logística para contar con garrafas es dificultosa.
En prácticamente la totalidad de las viviendas se cocinaba, calentaba agua para uso sanitario y calefaccionaba con parrillas y fogones ubicados dentro de las mismas con inadecuada ventilación, por lo cual convivían permanentemente con humos que indefectiblemente repercutían en la salud e higiene. En general las viviendas están construidas con muros de ladrillos de adobe, con pequeñas ventanas y puertas de madera y con techos de chapa sostenidos con piedras. Los baños mayormente son letrinas que están separadas del resto de la casa.
La escuela, además de centro educativo, cumple un rol social de altísimo valor para todos los habitantes de la comunidad, ya que es la sede de cualquier tipo de encuentro comunitario (reuniones, festejos, medios de comunicación, etc.). Tanto las viviendas como la misma escuela carecían de sistemas de calefacción
En ambas comunidades, la comercialización es muy limitada por la falta de heladeras para conservar productos, vehículos inexistentes o en muy mal estado y la lejanía de centros urbanos
La entrega de las cocinas multifunción y estufas se llevó a cabo con capacitaciones y seguimientos en el uso y mantenimiento de los equipos.
Además de resolver las necesidades energéticas básicas con un uso más eficiente y sostenible de la biomasa disponible, con esta acción, se mejora notablemente la salud y el confort, se promueve el arraigo y el aprendizaje de tecnología, garantizando la sostenibilidad y la replicabilidad en otras comunidades que comparten similares problemáticas.