De esta manera se vuelven persistentes los anegamientos en áreas del NEA y apenas se mitiga la sequía en el oeste bonaerense y la provincia de LP.
Si la transición hacia el otoño no hubiese suido tan seca en el sudoeste de la región pampeana, las lluvias que se acumularon en LP y el oeste de BA en estos primeros diez días de mayo, podrían considerase satisfactorias. Sin embargo, antes de que empezaran las lluvias de esta semana, la demanda de agua para reacomodar los perfiles para que alcancen niveles adecuados de humead tenía un piso en los ochenta milímetros. Si estuviésemos ante una situación que perfila un cierto nivel de continuidad de precipitaciones para el sector, el proceso de recomposición tendría mejores chances de concretarse, sin embargo estamos ingresando en un período muy estable que posiblemente no presente precipitaciones en toda la segunda década de mayo para la zona. La situación es compleja en lo perentorio para la evolución de las pasturas y eventualmente las decisiones de las siembras de la fina deberán rediseñarse de acuerdo a como se modifique el patrón pluvial. El punto es que para ingresar a fechas de siembra bajo condiciones de humedad mejoradas, es necesario que las precipitaciones muestren desvíos positivos y es claro que estamos muy lejos de las zonas donde estos se están concretando. Por otra parte, en términos probabilísticos, las posibilidades de una recuperación de humedad generosa en la transición hacia el mes de junio, son decrecientes. Saliendo de lo estadístico, los pronósticos tampoco se inclinan por ofrecer buenas lluvias para las zonas más secas y por lo tanto los indicadores dinámicos y estadísticos, confluyen para dar continuidad a un escenario de reservas muy ajustadas para el sudoeste de la región pampeana. Esta situación con matices de moderación se extiende hacia el noreste de BA, sudoeste de SF y sudeste de CB. Que haya llovido poco hacia el sudeste de BA es menos complejo, dado que las posibilidades de mejora de humedad en este sector es bastante más significativa y por cierto la ventana de siembra muy extendida.
La contracara, se observa principalmente en la provincia de Chaco, donde el
oeste del domo central, la zona más golpeada por las inundaciones, nuevamente
volvió a recibir precipitaciones con un porte perjudicial. Al contrario de lo
que sucede en el sudoeste de la región pampeana, este sector reclama el rápido
ingreso al período más seco que suele aparecer desde mediados de mayo hasta
mediados de septiembre. Sin embargo, en esta zona la estadística es contrariada
por la dinámica atmosférica, ya que no está resuelto en forma definitiva el
retiro de las masas de aire húmedo. Los excesos no son exclusivos de la
provincia de Chaco, los mismos se despliegan en gran parte del norte de SF,
Corrientes y Misiones, con distinto grado de complejidad y con variadas
consecuencias para la actividad agropecuaria.
La franja central del país se sitúa en una zona de transición. Las áreas trigueras de las provincias del centro y el norte de BA, parecen evolucionar relativamente bien en cuanto a las recargas superficiales, aunque el norte de BA y el sur de SF están quedando algo cortos, al menos con una situación dispar incluso entre áreas vecinas. De todas maneras el escenario para el arranque de la fina es en general favorable para una gran porción de la zona triguera tributaria de Rosario.