La Comisión Europa tomó la decisión de no imponer por el momento más aranceles al biodiésel argentino, aunque sigue creyendo que Buenos Aires subsidia la producción de biodiesel para la exportación y que estos son una amenaza para los productores europeos, principalmente italianos y españoles.
Según un documento que Clarín pudo consultar, los servicios de Comercio del brazo ejecutivo de la Unión Europea consideran que “las conclusiones preliminares son que las importaciones argentinas del producto en cuestión –el biodiésel- en la Unión están subsidiadas y podrían ser una amenaza para la industria” europea. A pesar de esa constatación, no se reimpone el arancel.
El documento explica que la Comisión Europea seguirá recopilando información, pero que “a la vista de los resultados, la Comisión seguirá investigando sin imponer medidas adicionales”.
A raíz de una denuncia presentada el 9 de noviembre del año pasado por los productores europeos, la Comisión Europea anunció el pasado 31 de enero que abría una investigación para saber si el biodiésel argentino recibía subsidios que atentaban contra la libre competencia.
En aquel anuncio, Bruselas explicaba que se centraría en saber si los productores argentinos tienen acceso a soja por debajo del precio del mercado, si los productores consiguen créditos en condiciones preferenciales e incluso si reciben ayudas gubernamentales en forma de impuestos pagados con retrasos o directamente nunca pagados.
Es decir, Bruselas trataba de saber si el gobierno argentino aplicaba mecanismos fiscales o de ayudas a los productores de biodiésel para abaratarles la producción. Las normas de competencia europeas no aceptan esos mecanismos y a eso se agarró la Comisión Europea para abrir la investigación el pasado enero.
Europa rebajó el año pasado los aranceles al biodiésel argentino cumpliendo con un dictamen de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y una decisión del Tribunal de Justicia de la UE.
Aquellas decisiones rompían con los aranceles europeos, elevados hasta tasas disuasorias alegando que el biodiésel argentino se vendía haciendo dumping (vender a precios por debajo del coste de producción y comercialización) para sacar del mercado a la competencia.
La rebaja del arancel europeo permitió que volviera el biodiesel argentino al viejo continente a pesar de la fuerte oposición de los productores europeos, que siguen intentando que Bruselas frene con aranceles la entrada de biodiesel argentino.
La anterior suba de aranceles fue anulada en septiembre del año pasado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que acusó a la Comisión Europea de haber calculado mal los costes de producción del biodiesel argentino.
Cuando Europa levantó los aranceles, fue Estados Unidos el mercado que impuso tasas de más de 70% al biocombustible argentino, lo que cerró prácticamente ese mercado.