¡Muy Buenos días Señores! Hemos vivido una nueva semana de este año 2018 y la fábrica de eventos disruptivos no deja de trabajar. Una vez más el protagonista de la historia fue el cambiante escenario cambiario que, a través de la cotización del “Billete Verde”, mostró una escalada tan importante como poco esperada, en un escenario que, para muchos, parecía haberse calmado. Durante la semana, en una de nuestras giras mensuales habituales, no pocos productores discutían sobre si la Soja había subido o había bajado. Claro; de un lado estaban los que hablaban en Pesos y del otro los que hablaban en dólares.
A esta altura del partido todos sabrán que el precio del Billete verde subió de manera muy relevante. No profundizaremos en las causas pues no es el objeto de nuestra columna, pero recordemos que la cotización Compra del Dólar Banco Nación Divisas pasó durante los últimos 5 días hábiles de $30,57 a $36,00; o sea una suba de $5,43 (+18% en una semana). Durante los mismos días, mientras el precio de la Soja sobre la Posición más corta en el mercado de Chicago perdió sólo U$D 0,50/tn, en nuestro país la tonelada de la oleaginosa Disponible pasó de U$D257/tn a U$D248/tn, perdiendo U$D 9/tn (-3,50%); es decir mucho más que en Estados Unidos. Pero claro; si expresamos el precio de la Soja Disponible en Pesos a través de los Precios Pizarra se observa que pasó de $7.930 a $9.000/tn.; es decir subió $1.070 (+13,50%).
Acá dejaremos la descripción numérica, para pasar a algunas cuestiones dignas de comentar a partir de los sucesos. Está claro que, como dicen algunos, vivimos en Argentina, país en el cual la Moneda de uso Legal es el Peso, pero, a riesgo de decir una obviedad, les recuerdo que participamos del Negocio Agrícola, en el cual el Producto que vendemos tiene valor en Dólares y la gran mayoría de los Costos son en la misma moneda; motivo por el cual, a la hora de presupuestar y calcular resultados la sugerencia es hacerlo en Moneda Dura. Como expresa la visión Industrialista del Negocio; cuando uno debe reponer Insumos para la campaña siguiente lo hará al valor del dólar de venta del producto; o sea que el supuesto “Beneficio” de la suba del valor del Billete Verde tiene la duración de un Ejercicio.
Ahora bien, estamos viviendo una campaña 18-19 en la cual habiendo recorrido los primeros 15 minutos del primer tiempo, ya se vieron los efectos positivos de aquella frase que solemos repetir, “anticipá la pesificación de tus compras y postergá la pesificación de tus ventas”.
Saliendo ahora de la realidad del Dólar, vayamos al concepto sobre el que insistimos e insistiremos hasta cansar, la bendita “Gestión Comercial”. Y la abordaremos esta vez recordando que suele ser más caro comprar Bikinis en verano en Mar del Plata que fuera de temporada y en Buenos Aires. Muchos productores, nos llamaron esta semana y la anterior casi con desesperación, pidiendo les explicáramos alternativas para cubrirse de las bajas de alguna manera. Y está claro que esto es definitivamente “ir a comprar bikinis en la Costa, en pleno Enero”.
Las coberturas posibles con PUTs mayo 19, a partir de los Precios Futuros Actuales, se ven realmente malas al observar el Resultado Agrícola que dichos pisos generan. Por ejemplo un PUT de U$D 230/tn pagando U$D 4,50/tn, nos deja en un Piso real de U$D 225/tn que en cualquier planteo agrícola 18-19 en campo arrendado resulta en Resultado Negativo. La conclusión a la que queremos llegar planteando este ejemplo es que el momento de Cubrir es aquel en el cual el precio ofrecido por los compradores me permite cubrir al menos el Resultado buscado, sin importar el momento del año en que me encuentre.
Hablábamos esta semana con un Gran Amigo y Gran Empresario Agrícola del Oeste de la Provincia de Buenos Aires, que tiene al momento un 35% Vendido de la Soja (18-19), que obviamente aún no sembró, en un promedio de U$D 295, y lo hizo simplemente porque ese número le cerraba muy muy bien a partir del valor de arrendamiento pactado y No se permite correr riesgos innecesarios. Y decimos “Gran”, no por la escala que maneja sino por el pragmatismo y firmeza a la hora de tomar sus decisiones, sin escuchar a los sabios del futuro ni a los amantes del eterno optimismo; defendiendo el resultado y la sustentabilidad de su empresa. Más de una vez ha pasado por “tonto” al vender a valores que terminaron quedando bajos, pero su empresa no sufre estrés y está firme financieramente como pocas.
Queremos concluir con esto que al negocio agrícola argentino, en el cual tenemos los riesgos propios de la actividad -precios y clima-, debemos sumarle el efecto de lo que la Nueva Economía Institucional define como el “entorno institucional”, el cual suele generar cambios de escenario muy frecuentemente. Esta vez, y una vez más, estamos a la espera de potenciales modificaciones en los Derechos de Exportación. Por esto, cuando los precios están allá arriba, en el resultado agrícola que generan, no dudar en cubrir ya sea vendiendo o comprando pisos, para no tener que añorar mañana lo que teníamos ayer y no capturamos.
Por Hernán Fernández Martínez, analista y consultor independiente