POLK CITY, Iowa.- Ken Lund se muestra abierto, cortés. No deja pregunta por responder. Y si hay una repregunta no le esquiva a tener que ampliar algún pedido de información.
Heredero de una tradición familiar como productor, maneja en pleno corn belt unas 1300 hectáreas, un 30% propias. Realiza maíz y soja en un 50% cada uno, si bien supo estirar en algunos años el porcentaje al 75% en favor del maíz. Todo el maíz lo vende a una planta de etanol de la zona.
Su padre, hoy de 87 años, estuvo hasta los 80 arriba de una cosechadora. Ken
tomó hace años la posta en la familia mientras viene abriéndose paso un hijo de
32 años.
La situación sobre los precios, la forma de producir, la relación de EE.UU. con China, las estrategias de los farmers, son algunos de los puntos sobre los cuales respondió ante un grupo de periodistas de América Latina que llegó en una gira con Corteva, entre ellos LA NACION.
"Han bajado los precios muy rápido", dijo sobre las cotizaciones. El productor graficó que los números son estrechos y detalló: "Por ahí no reemplazo nada por un año".
Salvo en sembradoras, donde adquiere equipos nuevos (en soja hace 60% en siembra directa, en tanto que no la usa en maíz por un tema de temperatura del suelo), Lund compra equipos usados de uno a dos años.
En el galpón tenía una cosechadora S680 de John Deere que vale 375.000 dólares nueva, pero que él consiguió usada (menos de dos años) en 100.000 dólares menos de ese valor por las horas de uso. Para la adquisición de equipos con esta modalidad hay tasas que ayudan para la operación: 1.9%.
No sabemos qué va a pasar con eso", indicó sobre la pelea de EE.UU. con China. "Necesitamos poder exportar", agregó.
Lund destacó el sistema de coberturas y subsidios que se activa para ayudar al productor. "Es para asegurarme sembrar en la próxima campaña", señaló.
Luego volvió sobre la guerra comercial con China y el frente de conflicto abierto con México. "Estoy dispuesto a que ellos lleguen a un acuerdo más favorable", precisó. "No quiero perder clientes, añadió.
En este país, la polémica por los daños que se atribuyen a las derivas del dicamba en otros cultivos que no son resistentes dejó huellas entre los productores. Lund dijo: "No quiero matar a los cultivos de mis vecinos".
El productor se mostró expectante por la ola de fusiones y compras en la industria, y detalló. "Me espanta la cantidad de dinero que tienen que invertir (las firmas)". Para Lund, las empresas de insumos afrontan costos de inversión muy altos.
Previsor de cada detalle, tiene silos (unos 32) y hasta una secadora para el maíz cosechado.
Por: Fernando Bertello