La jornada comenzó temprano en Pichanal, departamento salteño de Orán. Leandro Carloni, de 45 años, preparó unos mates para su gente en el campamento de casillas armado cerca de los lotes por cosechar. Los cerros precordilleranos, de lejos, mostraban un paisaje pintoresco que a veces pasaba desapercibido.
Entre mate y mate, recordó cuando su padre arrancó, hace más de 60 años, en la localidad santafesina de Coronel Arnold. Hoy, con su padre ya retirado, trabaja junto a sus dos hermanos en la empresa familiar en un año difícil para el sector de los contratistas agrícolas. "La situación es complicada, con la mala cosecha hay sobreoferta de maquinaria y poca demanda por parte de los productores", contó a LA NACION. En rigor, las contrariedades que atraviesa la actividad son enormes, con precios dolarizados en insumos, créditos bancarios con tasas altas, alza desenfrenada de combustibles y pagos en pesos atrasados para el cobro de su servicio. Todo conlleva a una rentabilidad baja e, incluso, a "salir tablas" en el negocio.
La historia se repite una y otra vez entre diferentes actores: los
contratistas no están pasando por un buen momento. El último cimbronazo
financiero pegó de lleno en la rentabilidad. En el país existen entre 15.000 y
18.000 contratistas, en tanto que el sector emplea cerca de 50.000 personas y
concentra alrededor del 80% de la recolección de la producción de granos del
país.
Rogelia María Caligaris de Pizzi es contratista hace 60 años. Vive en el pequeño pueblo santafesino de San Vicente. Este año tuvo un reconocimiento a la trayectoria como contratista rural 2018 en Expoagro.
En diálogo con LA NACION, Caligaris se mostró preocupada por la situación que atraviesa el sector. "Con la devaluación, se redoblaron los gastos", apuntó.
En esta línea, Fredy Simone, presidente de la Cámara Bonaerense de Contratistas Rurales, realizó un diagnóstico crítico sobre la actividad. "Luego de años críticos, pensamos que íbamos a tener un respiro, pero se trabaja a pérdida", alertó.
Para Jorge Scoppa, presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Maquinaria Agrícola (Facma), adquirir una máquina demanda hoy cosechar un 20% más de hectáreas. "El año pasado se necesitaban 1196 hectáreas para amortizar en cinco años una máquina, pero hoy se requieren 1444 hectáreas (comparación precio lleno, es decir sin tener en cuenta otros costos)", precisó.
Hace más de 40 años que Enio Ferrero es secretario de la Asociación de Trilladores y Contratistas de la Provincia de Córdoba. Según dijo, el problema se agravó cuando se produjo la suba del dólar y los costos se fueron "a las nubes".
"El retraso en el pago del servicio, de hasta tres meses es un obstáculo más que se suma", agregó. "Arreglamos tarifas y precios en marzo antes del incremento de la divisa estadounidense", se quejó, por su parte, Simone.
El combustible es otro eslabón condicionante para la prestación de servicios. Según los contratistas, el impacto que tiene el combustible en los costos de la tarifa es de un 40%. "La suba de los últimos meses nos pone aún más en una situación límite", afirman en el sector. Al respecto, Carloni explicó sobre el negocio: "Hay una medida estándar: 10 litros de combustible por hectárea de cosecha de cualquier cultivo ".
El factor impredecible del clima perjudica la agenda de los contratistas y las máquinas tienen tiempo muerto sin trabajar. "Se pierden muchas hectáreas y a veces se superponen trabajos con otros que estaban atrasados", señaló Simone.
Ferrero indicó que, "cuando se fija un precio orientativo, el contratista puede trabajar y afrontar sus costos".
"Existe un aprovechamiento de los productores para con el contratista. Al haber oferta de maquinaria para elegir ofrecen pagar hasta un 20% abajo del precio sugerido para la prestación del servicio", señaló.
"La sobreoferta de máquinas por la disminución de hectáreas sembradas hace que el precio que se pague sea menor del pautado", añadió Carloni.
Para Ricardo Garbers, del departamento Técnico-Económico de Facma, la situación es que los precios que se pactan están por debajo de los calculados como referencia.
"Es una realidad que el mercado de servicios se encuentra sobreofertado, pero también es cierto que la generalidad de precios de todas las labores agrícolas se encuentran en niveles de quebranto para el contratista rural", expresó el especialista.
Vale recordar que son los principales compradores de maquinaria agrícola: en cosecha representan un 60% del mercado, cifra que sube al 80% en picado.
En los últimos tiempos, Simone encontró, en concesionarias agrícolas de venta de usados, máquinas nuevas con un año de uso. Es una señal de alerta. Para Carloni, hay entre los contratistas mucha decepción y tristeza. "En el sector, la gente está con ganas de achicarse y vender máquinas", precisó.
Reynaldo Postachini es vicepresidente de la firma alemana Claas. Según señaló, la caída de ventas en el mercado de equipos podría ser de más de un 20% con respecto a la anterior campaña. "La baja en la comercialización está dada por esos motivos (por la situación en el sector)", explicó.
A Carloni le queda poco tiempo en Salta. A la noche, en el lugar donde está se habían revisado los equipos y estaba todo preparado para seguir con las últimas hectáreas de la cosecha de porotos, una de las más lentas (un mes y medio para hacerla). Es hora de volver, al menos por unos días. Después de casi dos meses, pronto estará en familia.
Ahora se vienen 48 horas de viaje en un carretón agrícola y recorrer más de 1400 kilómetros hasta su casa. "Estamos al límite, la ganancia es muy finita, la pérdida sería total si no tuviera carretón propio", sostuvo el contratista. Y concluyó: "Esperemos que se estabilice para la próxima campaña".
Pedido por los préstamos
En el primer semestre del año se vio una importante disminución en la venta de maquinaria agrícola. En este contexto, los contratistas piden que los bancos mejoren las condiciones para la compra de los equipos. La demanda no es solo por créditos más accesibles para la compra de maquinarias nuevas, sino también por la refinanciación de los préstamos anteriores y el descuento de cheques (forma habitual que tienen para hacerse de efectivo). "El alto costo financiero que tiene la actividad en la venta de cheques en bancos públicos también nos complica más la situación", alertó Fredy Simone, presidente de la Cámara Bonaerense de Contratistas Rurales.
En este contexto, el referente de esa entidad ejemplificó la dificultad que
se tiene para pagar créditos anteriores: "Yo tengo un crédito de 30.000 dólares
(600.000 pesos en su momento) y por la devaluación me salió 297.000 pesos más,
un 50% más". Ante los problemas en el sector, el Banco Nación busca reactivar
las ventas de maquinaria. Y es con una nueva línea de créditos en dólares a tasa
cero, según contó el asesor en asuntos agropecuarios del banco, Néstor Roulet.
El préstamo es a cuatro años, del 100%, incluido IVA, a tasa cero con pago
semestral para el comprador, y con comisión a cargo de la empresa vendedora de
la maquinaria.
Por: Mariana Reinke