Con más 140 mil hectáreas regadas en Córdoba a través del sistema de perforación, el uso del agua complementaria para la actividad agrícola enfrenta nuevos desafíos. La idea de gestionar cada vez mejor el recurso hídrico y adoptar prácticas e insumos más amigables con el ambiente comienza a aparecer como vectores que marcan la dirección hacia donde se dirige la tecnología.
El objetivo no es sólo hacer un uso más sustentable del riego, sino también contribuir a reducir sus costos. En esa estrategia se encuentran embarcados investigadores, técnicos, empresas y productores.
La Sexta Reunión Internacional sobre Riego, realizada esta semana en el Inta Manfredi, mostró durante dos días hacia dónde ha puesto proa a nivel mundial el riego suplementario. El uso de energía alternativas para impulsar los equipos y la utilización de aguas residuales aparecen en la vanguardia de lo que se viene a corto plazo.
Rita Hogan Almeida e Isaac Barata Carrelo son portugueses, pero desarrollan su actividad de investigación sobre riego en la Universidad Politécnica de Madrid.
Llegaron hasta Córdoba para presentar los avances del proyecto europeo Maslowaten, que fomenta la instalación y el uso responsable de la energía fotovoltaica.
El proyecto, que comenzó en septiembre de 2015, ha demostrado con datos reales que el uso de la energía solar no sólo es bueno desde el punto de vista medioambiental, sino que lo es también desde el punto de vista económico, aseguraron los jóvenes investigadores.
Uno de los problemas que más pueden afectar la durabilidad de los sistemas fotovoltaicos son las caídas abruptas de potencia, por el paso de las nubes. Las pérdidas afectan tanto al sistema hidráulico de los equipos como a la parte eléctrica.
“El proyecto ha desarrollado y patentado una serie de algoritmos para los variadores de frecuencia que permiten resolver dichas caídas, atenuándolas”, explicó Barata Carrelo.
Durante el primer año del proyecto, la investigación aplicada se realizó sobre cinco sistemas de riego fotovoltaico demostrativos ubicados en cuatro países: España, Italia, Marruecos y Portugal.
Tres sistemas funcionan el ciento por ciento con placas fotovoltaicas (ubicados en Alicante y Valladolid, en España; y en Cerdeña, Italia). Mientras que dos son sistemas híbridos, con paneles fotovoltaicos y energía eléctrica, ubicados en Portugal (Alentejo) y Marruecos (Tamallalt).
En Alicante se instalaron 360 kW de potencia de bombeo ciento por ciento fotovoltaico. Es la instalación que cuenta con el generador fotovoltaico de mayor potencia de los instalados por el proyecto.
Permite bombear 650 mil metros cúbicos desde un pozo ubicado a más de 280 metros de profundidad hasta un tanque elevado, con un caudal máximo de 63 litros por segundo. “Ha demostrado que la energía solar fotovoltaica no sólo es válida en pequeñas aplicaciones”, sostuvo Rita Hogan.
En Valladolid, por ejemplo, un equipo de 160 kW de bombeo directo abastece de agua a través de pivot y aspersores de baja potencia a un cultivo de hortalizas.
“Es un sistema que se puede replicar en cualquier lugar del mundo, donde se utilice el riego por aspersión”, destacó Hogan.
Luego de tres años, el proyecto ha patentado sus avances y ha transferido a más de 25 Pyme europeas de Chile y Argentina la tecnología para que llegue a los productores.
Ángel De Miguel, investigador español en la gestión de los recursos hídricos de la Universidad holandesa de Wageningen, fue otros de los especialistas extranjeros que tuvo la Reunión Internacional de Riego, en el Inta Manfredi. Su exposición estuvo centrada en la reutilización de aguas residuales para riego, una tendencia que crece entre los países europeos ubicados en el arco del Mediterráneo.
El especialista aclaró que por lo general el concepto refiere a las aguas residuales urbanas, aunque también existe la posibilidad de reutilizar aguas de origen animal.
“Es la reutilización del agua para un uso distinto al que fue utilizado originalmente. Estas aguas deben ser tratados previamente, a partir de los denominados tratamiento terciarios para ser aplicados. Depende del uso que vayan a tener, ya que no es lo mismo regar una lechuga a un maíz o forraje”, diferenció De Miguel.
El método de aplicación de este tipo de agua es variable: puede ir desde el sistema por gravedad a equipos por aspersión y goteo. En Europa depende de la legislación en cada país.
“No solo para no contaminar el productor sino también para el aplicador, su salud y seguridad”, aclaró el especialista. España, Italia, Portugal y Grecia son algunos de los países que tienen su propia legislación respecto al uso de aguas residuales para riego. Mientras ya la Unión Europea trabaja en una norma común. En Córdoba hay también un proyecto para el reutilización de agua residual para riego.
Por Alejandro Rollán