En los últimos tres meses, la agroindustria de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos no solo tuvo que hacer frente a las secuelas que dejó la sequía, que redujo en 20 millones de toneladas la cosecha de soja, por ejemplo, también debió sortear la “tormenta cambiaria” -con oportunidades pero también con mucha incertidumbre- y adaptarse a un escenario más recesivo.
“Las más recientes mediciones del Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) muestran en mayo una caída interanual de 5,8%, con derrumbes de 35,2% en la actividad agropecuaria y caída de 4,9% del transporte, asociado a la misma”, advierte el último informe de Indicadores Económicos de la Región, que en forma trimestral elabora el equipo de Ana Inés Navarro.
El trabajo indica que el Banco Central estima que el PIB en el segundo trimestre del año habría caído 3,1% en el escenario base, pero que, en el tercer trimestre, con el sector agropecuario sumando al PIB, tal como se viera en sequías anteriores (2009 y 2012), la economía dejaría de caer. “Claro está que estas proyecciones dependen, en buena medida, de consolidar una mayor estabilidad en el mercado cambiario y que la inflación comience a moderarse”, plantea el estudio.
En los primeros cinco meses de 2018, el complejo sojero del Gran Rosario, uno de los más grandes del mundo, bajó un cambio. Se produjo un 12% menos de aceite y un 15% menos de pellets. La producción de biodiésel, en cambio, fue levemente superior a la del mismo período del año pasado.
Las ventas de las fábricas de maquinarias agrícola, que un 70% se concentran en la Región Centro, cayeron 16% entre enero y mayo de 2018 (se vendieron 1.480 unidades, según el informe de la Austral).
En los tambos, el escenario también es complicado. Por un lado, hay un aumento del 12% en la producción de leche en los primeros cuatro meses de este año, pero la comparación se hace con el muy malo 2017, cuando la cuenca lechera central fue afectada por una grave inundación.
“En el agregado nacional, la producción creció 9,3% en el mismo período. No obstante, la crisis productiva del sector, agravada por la extensa sequía del verano, la debilidad de los precios y el aumento de los costos, definen un año difícil para el sector”, reconoce el informe.
La devaluación, además, les subió los costos a los tamberos. Antes de mayo, con un litro de leche cruda compraban 2,3 kilos de maíz, uno de los principales insumos para alimentar las vacas. Con la escalada del dólar, y el aumento del precio de los granos, la relación empeoró un 35% y con un litro de leche ahora compran 1,5 kilos de maíz.
No todas son malas. “Las ventas externas de lácteos, según el Ministerio de Agroindustria, crecieron 30% en volumen y 23% en valor en los primeros cinco meses de 2018. De esta manera se alcanzaron 105.857 toneladas e ingresos por US$ 321 millones de dólares”, destaca la Universidad Austral. En los frigoríficos, la faena aumentó un 11% en los primeros cinco meses del año en la Región Centro. “La recuperación de la actividad es evidente desde comienzos de 2016, cuando se revierte la tendencia a la baja de los años anteriores. La participación de la faena de hembras sigue por encima de 44%, un nivel superior al de los dos últimos años y que es consecuencia directa de los efectos de la sequía y la necesidad de liquidar hembras ante la escasez de pasturas”, contextualiza el estudio.
En las granjas avícolas de la Región Centro, la mayoría están en la provincia de Entre Ríos, la producción se expandió levemente (0,4% entre enero y mayo) y alcanzó las 177 millones de cabezas. Entre las tres provincias producen el 62% de la carne argentina de pollo.
La faena de porcinos en la Región Centro -aproximadamente 40% de la faena total del país- creció 5,4% en los primeros cinco meses de 2018, y trepo hasta las 953.000 cabezas.