Junio con el doble de frío alienta el desarrollo radicular
El frío, a menos que venga de golpe, es un gran aliado del trigo. Las horas de frío alargan las fases fenológicas, mejoran el macollaje, y en el momento crítico, junto a la radiación, tiene un impacto directo en el número de granos. Por eso se relacionan los años fríos con mayores rindes de trigo. La señal que dejó junio es muy importante, las horas en las que las temperaturas estuvieron por debajo de los 5°C fueron más del doble que las del año pasado. En el sudeste de Córdoba, las mayores horas de frío superan en un 70% a las de junio del 2017. Esto puede ser un plus para el cultivo, un plus que el año pasado no tuvo, aparte de que esta vez se está terminando la siembra en óptimas condiciones y a tiempo. Con este régimen térmico el cultivo privilegia el desarrollo radicular. Así, un 18% de los cuadros avanza en la etapa de macollaje, un 70% está echando hojas, mientras el resto está en emergencia. Con los lotes en muy buenas condiciones, sin problemas de plagas, todo va a favor de sacar el máximo potencial al trigo. En números esto podría traducirse en una posible producción de 5,8 MTn.
97% de la región núcleo sembrada con trigo
En las últimas dos campañas, los excesos de agua y el barro dejaban afuera entre 30 mil y 100 hectáreas de los planes de siembra de trigo. Este año la implantación está casi por finalizar y se han sumado además unas 50 mil hectáreas hace unas semanas. Solo restan sembrar unas 40 mil hectáreas ubicadas en el norte bonaerense. Las buenas reservas de agua edáfica con las que empezó la campaña posibilitaron sumar 250 mil hectáreas a las implantadas el año pasado. Las escasas lluvias durante el mes de junio y en lo que va de julio han alentado el avance de las sembradoras, posicionando a esta siembra como la más adelantada de las últimas cinco campañas, con un 97% de avance.