En los últimos dos meses, la cotización de la soja retrocedió un 10% en los mercados internacionales y un comportamiento parecido se observa en los valores del maíz. “Este reacomodamiento genera preocupación y dispara interrogantes respecto de si esta tendencia negativa puede profundizarse en el futuro cercano”, plantea Juan Manuel Garzón, economista de la Fundación Mediterránea.
El especialista indica que el reciente ajuste de precios podría obedecer a la demanda china de soja, menos dinámica de lo que seguramente se esperaba. Las importaciones del gigante asiático acumulaban 60 millones de toneladas al mes de mayo (desde octubre 2017), prácticamente el mismo volumen que en similar período del ciclo previo (59 millones).
Para lo que queda del año y el 2019, si se atiene a las últimas estimaciones y proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, los fundamentos del mercado no son bajistas. “El ciclo agrícola actual estaría cerrando a nivel mundial con menores existencias (relativas a consumo) que el ciclo previo. A su vez, los stocks volverían a descender en el ciclo que está arrancando (2018/2019)”, precisa Garzón.
Pero, en su opinión hay un riesgo importante asociado a una posible sobrestimación de la demanda mundial y de las importaciones globales en un escenario de escalada del conflicto comercial entre Estados Unidos y el resto de potencias del mundo.
“Como ejemplo, a partir de este mes de julio la soja de Estados Unidos ingresa a China con un arancel extraordinario del 25%, factor claramente bajista para la soja USA pero también para la soja de todo el mundo si la demanda china se ralentiza en un contexto de mayor incertidumbre”, concluyó el economista.