La cosecha arrocera fue muy despareja en el Litoral, con productores que lograron rendimientos de más de 9.000 kilos por hectárea y otros que no llegaron a los rindes mínimos para salvar los costos y apenas trillaron entre 4.000 y 5.000 kilos por hectárea. A pesar de estos contrastes, se estima que la producción del cereal va a ser similar a la del año pasado y va a oscilar cerca de las 1,2 millones de toneladas.
“La verdad es que fue un año de extremos. En la primavera no pudimos preparar los suelos a tiempo por la excesiva humedad, después vino la peor sequía en 50 años, con muchos productores que tuvieron que abandonar los lotes por la falta de agua, y en el tramo final del ciclo la cosecha se demoró por las constantes lluvias que provocaron problemas de piso en los lotes y dificultades para acceder a los campos por el estado de los caminos”, le contó a Clarín Rural el productor José María Guidobono, que siembra en Entre Ríos y Corrientes y es integrante de la Fundación Proarroz.
En este escenario productivo, la Bolsa de Cereales de Entre Ríos reportó que el rendimiento promedio, hasta ahora, es de 7.800 kilos por hectárea en los lotes entrerrianos.
En esta provincia, la segunda más importante en producción arrocera, se implantaron 62.650 hectáreas. En Corrientes, el cultivo ocupó un área de 90.000 hectáreas y en Santa Fe de 31.680 hectáreas. En Formosa y Chaco se siembra el resto: unas 15.000 hectáreas.
“En Corrientes y en las zonas de Entre Ríos en las que se hace arroz con represas -en la franja norte de la provincia-, el impacto de la sequía fue muy importante, con calores tremendos y alta evaporación. Por eso en muchos campos no se alcanzó a cubrir la necesidad hídrica del cultivo y hubo productores que abandonaron esos lotes”, aseguró Guidobono.
En los lotes bien manejados y que tuvieron disponibilidad de agua -sobre todo los productores que bombean agua de fuente subterránea en Entre Ríos; por ejemplo, en San Salvador- hay lotes en los que se lograron más de 9.000 kilos de arroz por hectárea.
Era volumen de cosecha que parecía difícil de lograr al comienzo del ciclo, cuando la falta de piso obligó a extender la ventana de siembra, con el riesgo de que los rendimientos sean menores. Pero como el verano se extendió por la sequía, la alta radiación solar favoreció los rindes en los campos que contaron con el volumen de agua que requiere el cultivo.
En Santa Fe, la campaña también fue despareja. Fernando Baumgartner, productor arrocero y presidente de la Cooperativa Agropecuaria de San Javier, explicó que la producción estuvo jaqueada por la combinación de tres factores: los altos costos de los arrendamientos, el aumento de la factura eléctrica y la infestación con arroz rojo, una maleza que erosiona el potencial de rinde.
“Los productores que sembraron en lotes infectados apenas cosecharon entre 3.000 y 4.000 kilos por hectárea. Es una cifra que no te alcanza para cubrir los costos, que en un campo arrendado rondan los 5.800 kilos por hectárea”, precisó Baumgartner, que está preocupado por la cantidad de productores que decidieron abandonar el cultivo.
El Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA), de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, destacó que los rendimientos oscilaron entre los 6.000 y 6.500 kilos por hectárea.
“La calidad comercial del grano es muy buena, como consecuencia de la abundante radiación solar durante el período de floración y el llenado de grano”, concluyeron los técnicos de la entidad.