Un nuevo informe de FIFRA, elaborado por Federico Santángelo y Fernando Gil, nos explica que el mercado de hacienda en pie sufrió y sufre en el presente las condiciones climáticas cambiantes y extremas en algunos casos. Asimismo, no se pueden analizar la oferta y los precios sin considerar la fuerte incidencia de este aspecto. La sequía primero y las lluvias después no solo afectan en forma directa la producción ganadera, sino que se vieron disminuidos también los rindes agrícolas.
A su vez, la baja en los rindes, en conjunto con el incremento en el precio de los commodity a
nivel internacional más el componente interno de la devaluación del peso, causan una importante suba de los granos. Como consecuencia, el costo de la alimentación se encarece tanto por la falta de forraje como por el incremento del valor de los alimentos concentrados utilizados para la alimentación animal.
A raíz de esto, es importante destacar que a la fecha, la relación carne/maíz es la peor de la serie estudiada (desde enero de 2014). En cuanto a la relación gordo/invernada, en el mes de abril esta brecha se achicó, siguiendo la tendencia que en los meses de otoño es donde se observa la relación más favorable para la compra de terneros. Siendo que este año se adelantaron las ventas, habrá que estar atentos a la oferta y al precio de la invernada en la primavera. Es esperable que la mayor oferta forrajera de la primavera y una menor carga de los campos impacten en una mayor presión sobre las categorías de reposición.
Es importante hacer hincapié en los comportamientos de los precios. Siguiendo la tendencia observada en el primer trimestre, la hacienda en pie no se incrementó en el último mes y prácticamente no tuvo variaciones en el último año (3%), perdiendo ampliamente frente a la inflación. En cambio, el precio al consumidor se incrementó en el último mes un 2% y en el último año 17%.
Asimismo, el pollo retrocedió fuertemente, con una disminución del 7% en el precio, culminando de esta manera su carrera ascendente que traía en los primeros meses, y un aumento anual del 17%. Por su parte el cerdo se mantiene estable frente al mes anterior, con un incremento anual del 13%. Como se puede ver, todas las carnes han perdido valor frente a la inflación y fundamentalmente rentabilidad, ante la suba de sus principales insumos.
Por otra parte, el ternero de invernada perdió poder de compra frente al maíz en forma muy marcada, menos contra el gasoil e igualó el porcentaje de incremento con el alambre. Es de esperar que hacia los últimos meses del año suba de precio el ternero y recupere parte del poder de compra perdido. Los fuertes cambios de precios relativos ocurridos estos meses ocasionan situaciones que no se ven desde años. Un ejemplo es que se puede adquirir un ternero con una tonelada se soja. Es la relación más favorable para la soja en los últimos ocho años.
En cuanto a las relaciones entre las categorías bovinas, analizamos la situación entre el engorde y la cría. El promedio desde el año 2011 es que necesitamos 397 kilos para adquirir un vientre preñado nuevo. A la fecha estamos en valores promedio, con 1 novillito gordo compramos 1 vaca preñada.