Las producciones de aves y cerdos son actividades muy eficientes en cuanto a sus índices de conversión alimenticia, aunque frente al emblema nacional de la carne vacuna suelen considerarse rubros menores de la actividad agroindustrial argentina. Sin embargo, la suma del volumen de producción y consumo de los cortes aviares y porcinos supera a las reses bovinas.
El logro no es casual. Está basado en sostenidas mejoras de manejo productivo que, en el caso de la avicultura- tanto de pollos como de huevos- lleva algunas décadas, y en la porcinocultura ostenta una notable evolución en lo que va del siglo XXI. Tiene que ver con la aplicación de planes nutricionales y actualización tecnológica de sus instalaciones y procesos de gestión.
Un buen panorama de ello reflejó esta semana la Exposición Avícola en conjunto con Porcinos 2018, que en su 10º edición bianual, se realizó en paralelo al 12º Seminario Internacional de Ciencias Avícolas. La organización corrió por cuenta de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA), que agrupa a los productores de huevos, y MBG & Events.
Y en ese marco avanzó la formación de la Mesa del Huevo, una articulación público-privada que apunta a armar un programa que permita al huevo argentino ser protagonista en el mercado mundial. Entre CAPIA, el ministerio de Agroindustria de la Nación y los gobiernos de Buenos Aires y Entre Ríos (provincias que concentran el 70% de la producción avícola nacional) se trabaja en ello, sin perder de vista al mercado interno (reclaman la baja del IVA a 10,5%) y las modernizaciones tecnológicas que apuntalen la actividad en ambos escenarios.
Tecnologías de procesos
Para la avicultura de postura las granjas automáticas son un camino a profundizar: este tipo de instalaciones alcanza actualmente a poco más del 50% de la producción de huevos argentinos. Se trata de galpones totalmente sistematizados que en un ambiente a 24º C, durante las 24 horas, alojan a aves en semi penumbra, agrupadas en jaulas con 10 a 12 ponedoras. Allí el alimento se distribuye automáticamente a través de cintas transportadoras, mientras el guano cae a unas grandes telas plásticas anchas, que periódicamente se mueven para evacuarlo del galpón. Y los huevos también pasan de las jaulas a otra cinta transportadora y de ella a una especie de noria o sistema de recolección vertical que lleva toda la producción a una sala contigua, donde se los coloca en los maples en los que serán distribuidos. Todo se controla desde un centro de monitoreo computarizado. La eficiencia también se nota en el consumo de alimento, que se reduce de 120 gramos a 105 o 110 gramos diarios, diferencia que proyectada anualmente, en un insumo que representa casi un 50% del costo de producción, implica un importante ahorro de dinero.
Otros rubros que exhibieron sus avances fueron la genética, los equipamientos para faena y procesamiento de aves, planteos nutricionales adaptados a las edades y finalidades de las producciones, así como productos vinculados con la sanidad aviar y porcina, y sistemas de software que buscan centralizar y medir en tiempo real la eficiencia del uso de insumos, respecto de la producción de huevos y carnes obtenidas.
Es que más allá de las coyunturas más o menos adversas o favorables, avicultores y porcicultores tienen claro que la única dirección es avanzar y estar actualizados.
En este sentido, Javier Prida, presidente de CAPIA, destacó la importante convocatoria que tuvo el Seminario Internacional de Ciencias Avícolas, con destacados disertantes. Sobre la coyuntura, dijo que “el mercado está bastante recuperado en cuanto a precios, al haberse contraído la oferta, por eliminación de lotes poco eficientes en los últimos meses que llevó la producción a 31 millones de huevos diarios”.
Por su parte, Roberto Domenech, titular el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), señaló que “la muestra exhibió lo último en tecnología, que debemos incorporar en las granjas de crianza, ya que los frigoríficos están bastante actualizados”. Precisó que “hace falta reemplazar más galpones tradicionales por automáticos para mejorar la eficiencia, de manera que el mayor crecimiento que expresa la genética y la nutrición disponibles cuenten con las instalaciones adecuadas”.
El dirigente considera que para no ralentizar la evolución en marcha “se necesitan créditos que viabilicen esas inversiones”.