El sector de maquinaria agrícola es prioritario para la agenda productiva. Es el motor de muchas economías en pequeñas localidades en la región centro del país y hoy tiene una oportunidad enorme: aumentar sus exportaciones de la mano de la demanda mundial creciente de tecnología para producir más alimentos.
La Cuarta Revolución Industrial atraviesa a todos los sectores de la economía. No es el futuro, no es ciencia ficción: está pasando acá y ahora. Nuevas tecnologías como Inteligencia Artificial, Big Data e Internet de las Cosas están revolucionando a la industria en todo el mundo; también en nuestro país. En el caso de la maquinaria agrícola está ocurriendo, por ejemplo, con la agricultura de precisión.
En esta nueva ola tecnológica, los equipos tradicionales se complementan con drones y satélites para recolectar información sobre el estado de los terrenos y los cultivos, usando técnicas de Big Data para procesar esa información, y sensores electrónicos en sembradoras, pulverizadoras y cosechadoras para mejorar su rendimiento. La economía del conocimiento como vehículo para una mejora radical de la competitividad del agro.
El avance de la agricultura de precisión crea una demanda incipiente de tecnologías y servicios, necesaria para estimular la aparición de empresas proveedoras de registro y análisis de información satelital, monitoreo de siembra o pulverización, banderilleros satelitales o software.
Las empresas del sector tienen una enorme capacidad innovadora: Argentina es pionera y referente mundial del método de Siembra Directa; también hay firmas innovando desde el punto de vista de los materiales, usando fibra de carbono o aluminio para lograr impactos directos en la productividad. Muchas de estas soluciones se exportan al mundo, pero queremos que cada vez sean más. Hoy las exportaciones son apenas el 15% de la producción y la diversificación de destinos es muy baja.
Esta semana el presidente Macri lanzó la Mesa Sectorial de Maquinaria Agrícola, con una agenda de trabajo centrada en 4 ejes: financiamiento, calidad e internacionalización, marco normativo e impositivo, y competitividad. El sector tiene potencial para generar exportaciones por U$S 700 millones y llegar a los U$S 1.000 millones de inversiones entre 2018 y 2020, creando 2.000 nuevos empleos.
El financiamiento es una de las principales preocupaciones de los fabricantes; durante Expoagro el BICE ofreció una línea de préstamos y casi 900 productores solicitaron créditos para adquirir bienes de capital por $2.400 millones. Tenemos que seguir impulsando la inclusión financiera de los productores rurales a través de una mejor oferta de financiamiento.
Para acceder a los mercados más importantes, como Europa Central y EE.UU., necesitamos aumentar la calidad de la producción nacional, además de crear o potenciar capacidades exportadoras en las empresas del sector y abrir nuevos mercados.
También tenemos que pensar creativamente cómo aumentar la escala y especialización, lograr una mayor penetración de las Industrias 4.0 y capacitar a los trabajadores para el empleo del futuro, mejorar el acceso a insumos clave para la producción, y como siempre decimos: mejorar la competitividad renglón por renglón.
Estos son los desafíos que vamos a resolver trabajando juntos, gobiernos nacional y provinciales con las empresas y los sindicatos, para que transformar las potencialidades del sector de maquinaria agrícola en factores de competitividad, fortaleciendo su capacidad de innovar y exportar y ampliándola a cada vez más empresas.
Por Lucio Castro, secretario de Transformación Productiva de la Nación