En el marco de un crecimiento de todas las economías del mundo, del orden del 2,3%, la pronóstico para la Argentina es que crecerá este año, el 2,8%, a pesar de la inflación. En este contexto, los países emergentes tienden a un crecimiento mayor y mas sincronizado, lo que representa una oportunidad para las empresas locales.
El dato surgió en la Conferencia de Riesgo País Mundial en la Argentina del jueves, una reunión convocada por COFACE, un referente francés en seguros de crédito y gestión de riesgos que convocó a especialistas del mundo de la economía, la política y los negocios para analizar las tendencias locales e internacionales.
Una de las expositoras, la economista de Coface, Patricia Krause, habló sobre el panorama de riesgo específicamente en América Latina y las perspectivas 2018 por zona geográfica y sector de actividad. La economista dijo que en 2018 el 2.4% de crecimiento previsto para América Latina será liderado por Brasil, que se recupera económicamente pero que "no es lineal y no genera entusiasmo". Aunque advirtió que "la insolvencia brasileña mejoró".
Según la visión de la economista, la Argentina se mantiene con una visión positiva. Sin embargo, el PBI puede verse afectado debido a la sequía.
El mismo día en que el Banco Central decidió aumentar las tasas de interés, la analista decía que: "la Argentina es la excepción a las bajas tasas de interés en la región y hoy tiene más rentabilidad en compañías debido a la quita de subsidios. La industria energética pasó de un riesgo alto a uno medio."Se espera que el PBI suba 2,8% este año aunque el problema principal sigue siendo la inflación que se espera que baje en los próximos meses”, agregó.
Krause explicó que el miedo al analizar la región son las elecciones de este año en varios de los países. En cuanto al riesgo país, hay una menor percepción de riesgo en las economías latinoamericanas. La corrupción es el principal problema de la región ya que baja la percepción de la economía. No hubo cambios en el último año salvo Brasil, que Coface pasó de calificarlo como C a B y Argentina pasó de C a B en diciembre de 2016.
En relación al índice de percepción de corrupción, Krause expuso que sólo Uruguay y Chile están por arriba de la media (cuanto mayor el índice menor corrupción). Argentina tiene 50 puntos que es el promedio y este número no ha variado desde el 2012.