La salida de la sequía será lenta, podría influir en las primeras siembras de trigo en mayo/junio de la campaña 2018/2019, pero no hay indicadores de que luego continúe afectando el resto del ciclo agrícola. Tras más de cuatro meses de seca, la posibilidad de que se vaya disipando la sequía es una buena noticia para el campo.
Según comentó a la nacion Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, entre el viernes y el domingo próximo podrían registrarse precipitaciones en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Serían del nivel del último fin de semana, que tuvo de 20 a 50 mm en sectores del norte y el nordeste bonaerense y el sudeste provincial.
Esas lluvias seguirían, según Mercuri, "los patrones de disparidad de registros e irregularidad". Al respecto, aclaró: "Aún no se han producido en las lluvias frentes generalizados de cobertura regional que podrían ser una señal de cambio en el patrón climático".
Vale recordar que mientras en la pampa húmeda hay sequía en el NOA hay lugares de Salta con fuertes excesos hídricos.
Mercuri sostiene que también podría haber nuevas precipitaciones en los primeros días de abril. En tanto, pensando en la próxima campaña, hay una luz de esperanza.
"Si bien por la lectura de tendencias no se ve una recomposición rápida o completa de las reservas de agua en el suelo en la salida del verano e inicio del otoño, es decir, es una lenta salida de la sequía, no hay indicadores a la fecha que indiquen que siga la seca en la campaña 2018/19", señaló.
Para el experto, en abril habrá más chances de lluvias que las registradas en baja escala en marzo. "Esta salida de la sequía puede influir en las siembras tempranas de trigo y los verdeos y para eso hay que ver cuánta humedad se acumuló para sembrar. Luego, si bien entramos en la época de menor certeza para las previsiones, la seca no sería una influencia para la campaña gruesa", acotó.
"El tema es analizar muy bien las siembras de verdeos, pasturas y de la fina (trigo y cebada) en función del agua disponible en el suelo", aconsejó.
En tanto, según Germán Heinzenknecht, especialista de la Consultora de Climatología Aplicada (CCA), la demanda de lluvias para recuperar humedad supera los 100 milímetros en gran parte del área agrícola.
"Marzo ya se va con pocas chances de seguir sumando", indicó Heinzenknecht, que añadió: "La presión sobre el mes de abril será muy significativa".
Señaló que pese a las precipitaciones es "muy difícil que aparezca un escenario de lluvias que supere las normales durante el mes de abril". En este punto, se consolida la idea de que la salida de la sequía sería lenta.
Para el campo, la cosecha ya está jugada y las lluvias solo podrían recuperar humedad para la próxima campaña de trigo, que empieza en mayo.
En soja, la Bolsa de Comercio de Rosario estimó una cosecha de 40 millones de toneladas, 30% menos que en el ciclo pasado.
"En el mejor de los escenarios, si abril suma lluvias normales, serán según la zona entre 80 y 100 mm", indicó el experto de CCA.
Con un escenario climático complicado, "la última chance" para que pueda mejorar el panorama de cara a la próxima campaña de trigo es la primera quincena de abril.
"Si se mantiene el patrón deficitario, las decisiones de sembrar se verán muy condicionadas", afirmó. "Anomalías climáticas siempre pueden aparecer; haría falta un corrimiento positivo en el patrón pluvial, que no está previsto", alertó.
Heinzenknecht no descarta una retracción en el área con trigo si la sequía condiciona parte de la siembra. "Lo más probable es que haya retracción del área de fina por problemas de humedad", apuntó.
Los números de la seca
1000 milímetros se requieren de manera generalizada para que comience a recuperarse la humedad en la pampa húmeda
20-50 milímetros podrían dejar las lluvias de los próximos días, pero de manera irregular
30 por ciento bajará la cosecha de soja por la falta de agua para el cultivo