La cotización del dólar volvía a escaparse ayer hasta que apareció el Banco Central (BCRA) para recordarle al mercado que, por ahora y mientras la inflación no dé señales de aflojar, el precio pasará a estar virtualmente "regulado".

La tentación de utilizarlo como ancla inflacionaria -de la misma manera que hicieron durante años la administración de Cristina Kirchner y otros gobiernos- tiene no pocas motivaciones. Tener un tipo de cambio estable funciona como un freno para un gobierno que optó por dolarizar, como en los años 90, algunas tarifas. También es así en el caso del precio de los combustibles. Eso explica por qué ayer el BCRA, que se había comprometido con la libre flotación cambiaria, no dudó en sacrificar US$413 millones de las reservas (0,66% de ese activo y la mayor cantidad usada con ese fin desde los días previos a las PASO de agosto pasado) para convencer al mercado de que eso cambió: el objetivo hoy es un dólar estable, casi fijo.

Para imponer esa idea, el Central ya lleva invertidos US$935,5 millones de las reservas en 10 días, tras haber comprobado que -como negaban hasta ahora- la escalada del dólar, en los últimos meses, alimentó una inflación reavivada por los ajustes de tarifas que siguieron a las últimas elecciones legislativas.

Con la venta de US$413 millones concretada ayer (la mayor desde los días previos a las PASO 2017) el BCRA logró además contraer en más de $8300 millones la base monetaria, lo que le sirve para reforzar el apretón con que intenta sofocar la inflación.


El esfuerzo por domar el dólar, tras dejarlo moverse al alza por casi tres meses (algo también alentado con el relajamiento de la política monetaria dispuesto a fin de año) ya obligó al BCRA a usar 935,5 millones de las reservas, algo así como el 1,5% de los recursos que tiene como resguardo, lo que lleva a algunos analistas a preguntarse si el plan por contenerlo no debería ser algo más integral.

"La venta de reservas es una herramienta más y por la magnitud que alcanzó ayer pareciera que están tratando de borrar cualquier margen de duda respecto a hacerlo, dado que la tasa de interés hoy no parece alcanzarle para calmar el mercado de cambios", sostuvo el economista Guido Lorenzo, de la consultora ACM. "Tal vez lo que convendría plantearse en este contexto es la posibilidad de hacer una corrección al alza de las tasas mínima, de unos 25 puntos, para buscar un nuevo equilibrio. Creo que sería menos costoso que intervenir todas las semanas corriendo al dólar de atrás", sugirió Federico Furiase, de la consultora ECO/Go (ex Estudio Bein).

"Hay un claro cambio de la política cambiaria respecto de la idea planteada a fin de año. Hasta aquí estábamos viendo un Gobierno defendiendo un tipo de cambio real más competitivo que el observado en 2017", recordó el economista Hernán Hirsch, de la consultora FyE.

La intención oficial de reforzar el mensaje al mercado quedó a la vista temprano ayer. Fue luego de que el billete, que había comenzado operándose a nivel mayorista a $20,36 (1,5 centavos por encima del cierre previo), comenzara a escalar hasta llegar a $20,39. En ese nivel de precios irrumpió el BCRA con una serie de posturas de venta con precios a la baja para "sugerirle" al mercado un recorrido bajista. "Reapareció (tras tres días de abstinencia) para bajarlo hasta $20,30", describió el operador Gustavo Quintana, de PR Cambios.

"Estuvo muy agresivo desde temprano bajándolo en forma escalonada con órdenes grandes, para no dejar dudas, a diferencia de otros días", coincidió Guido Lorenzo.

La intervención oficial se intensificó en la última media hora de operaciones, tal vez porque apuesta a terminar por convencer al mercado de que ingresamos temporalmente en una nueva etapa de tipo de cambio cuasifijo, a menos que el mercado global imponga deslizamientos (como anteayer). "Vendió unos US$150 millones en los últimos 5 minutos de la rueda, a pesar de que sus constantes intervenciones habían comenzado a atraer la oferta privada", señalaron desde Agro Global.

La acción oficial fue tan intensa en los últimos minutos de la rueda que no dio tiempo al mercado de futuros a acomodarse. "Les costó convalidar completamente la baja del contado y por eso las tasas implícitas cerraron en niveles altísimos en los plazos más cortos", indicó Agustín Alvarez, de esa corredora. El aporte oficial a la oferta y el contagio final que logró de las liquidaciones privadas hizo que el volumen total operado en la plaza cambiaria local se disparara hasta los US$1091 millones. "Es un monto de negocios 50% superior al de las últimas ruedas", observó Fernado Izzo, de ABC Mercado de Cambios.

Y logró que el billete cerrara el día a $20,20 para la venta mayorista, con un retroceso de 14,5 centavos (0,8%) respecto del cierre de anteayer, y que el minorista clausurara la semana a un promedio de $20,53, tras haber marcado precios de $20,70, $20,66 y $20,60 en el transcurso del día, es decir, en niveles similares al viernes pasado.

El manejo oficial del tipo de cambio pasó a ser un arma más (junto a la tasa) para tratar de reiniciar un proceso desinflacionario, tras la andanada de aumentos que disparó la flexibilización de la política monetaria de fin de año en medio de fuertes ajustes tarifarios.

Los bancos, optimistas con el país

El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) publicó un informe donde pronostica que la Argentina crecerá 2,9% este año y 3,2% el próximo, tendrá una inflación de 19,3% y 14,4% en cada caso y el dólar estará en $22 y $24,50, respectivamente. En un adelanto de lo que será la reunión de los principales bancos del mundo en el país, mañana y pasado, el instituto estimó que el déficit de cuenta corriente será del 5,2% del PBI este año y de hasta 4,9% el próximo, mientras que el déficit fiscal primario sería de 3,1% y del 2,3%, respectivamente. El IIF brindó un reporte selectivamente optimista sobre la Argentina, aunque advirtió sobre los riesgos que hay en la macro por los desequilibrios pendientes.