Dentro de este contexto, el pasaje de un sistema frontal durante el fin de semana, volvió a generar condiciones de inestabilidad que promovieron coberturas nubosas generalizadas. No sorprende, sin embargo, que la oferta de agua haya sido mínima, contada con algunos milímetros o en forma de lloviznas. Eventualmente y en áreas reducidas, aparecieron algunos chaparrones durante la jornada de ayer, principalmente en el este de BA, como así también en el noreste entrerriano, Corrientes y Misiones.
Tras el pasaje frontal, la masa de aire fue cambiando, observándose un descenso de las temperaturas y de la humedad, lo cual vuelve a imponer condiciones restrictivas para dinamizar el desarrollo de sistemas precipitantes. Sin embargo, el potencial de lluvias reaparece de la mano de una rápida recuperación de humedad desde mañana y el fin de semana se perfila como un momento clave para perfilar la entrada al otoño, es decir, con una tendencia a la mejora del volumen de precipitaciones o con la continuidad de la sequía.
La demanda de precipitaciones para que el balance hídrico comience a equilibrar las pérdidas que ha venido sufriendo a lo largo del verano, se ubica en torno de los cien milímetros. Los mismos son estadísticamente razonables de esperar para una segunda quincena del mes de marzo, incluso para la primera quincena del mes de abril.
Ahora bien, la estadística debemos cruzarlas con el pronóstico para saber en qué escenario probabilístico debemos ubicarnos. En este sentido el cambio hacia soluciones más húmedas durante el fin de semana es un primer paso. Se espera que la cobertura de precipitaciones afecte una vasta zona de la provincia de ER, BA, SF y este de CB.
Sería ideal que las lluvias lleguen con un volumen superior a los 50 milímetros, pero también podríamos conformarnos si las mismas son de menor volumen pero logran continuidad en los próximos quince o veinte días. Desde el punto de vista del balance hídrico y de la incorporación del agua al suelo, es más eficiente que se encadenen varios sistemas precipitantes en lugar de que se concrete uno sólo en el que se satisfaga la demanda pluvial. Obtener cien milímetros en un solo evento no necesariamente implica que los mismos serán asimilados por el perfil de suelo.
Será muy importante el resultado del pasaje frontal del fin de semana. El mismo puede, además de mejorar la seca, dar señales de una interrupción del patrón pluvial deficitario instalado a gran escala.
Si partimos de la condición de humedad actual y simulamos la demanda de precipitaciones necesarias para que las reservas del primer metro de suelo logren recuperarse a niveles aceptables, podemos dimensionar en milímetros, la dificultad que enfrentamos.
En algunos sectores del este, la demanda no parece exagerada aunque por cierto es muy elevada. Sin embargo, si pensamos que estamos transitando el mes de marzo, es perfectamente razonable que en un par de semanas se sumen lluvias de un volumen de cien milímetros o incluso superiores. Lo que dice el mapa, es que si esto sucediera muchos sectores ubicados sobre el este, lograrían un cambio positivo significativo e incluso zonas del oeste un alivio.
La pregunta que cabe hacerse es: que pasa si estas lluvias no llegan? ¿El panorama se agrava? La respuesta es no, no al menos temporariamente. El primer metro de suelo está prácticamente vacío (suponiendo cero napa) y por lo tanto en un razonamiento simple diríamos que la demanda se mantendrá constante. Podemos especular que hasta mediado de abril esta demanda puede encontrar soluciones, quizá parciales o dispares, pero la posibilidad estará latente. En términos estadísticos, sí podemos decir que pasada la primera quincena de abril el escenario se complejiza. Y será más difícil pedir cien milímetros en dos semanas y evidentemente la proyección de la seca hacia el otoño dejara de ser una hipótesis.
La condición de partida es de mucha incerteza para el comienzo de otoño. De no mediar la mejora pluvial prevista para este fin de semana y lo que resta de marzo, habrá que trabajar con mucho cuidado las decisiones a tomar de cara al inicio de la nueva campaña de granos finos. El seguimiento del patrón pluvial entre mediados de marzo y mediados de abril es el objetivo principal para el monitoreo de las condiciones meteorológicas de gran escala.