Ayer fue un día de furia para los biocombustibles en la Argentina. Luego de que el Gobierno cambió una fórmula que hará caer 22% el precio interno para el bioetanol de maíz, un 29% el del bioetanol a base de caña de azúcar y casi 4,5% el del biodiésel para las pymes, afectando a firmas en el interior y favoreciendo a las petroleras, estarían cerca de fracasar las negociaciones en los Estados Unidos para que revierta sus sanciones contra el biodiésel argentino.
Ese país impuso en agosto pasado derechos provisorios del 57% al ingreso del producto argentino por supuestos subsidios. Esos aranceles podrían ser definitivos el próximo lunes. Además, el mes pasado fijó una banda extra de 54,36 a 70,05% por presunto dumping.
Tras las negociaciones "difíciles" del martes en Washington, ayer hubo más contactos, pero no se lograron avances. La delegación argentina está encabezada por Horacio Reyser, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, y el secretario de Comercio, Miguel Braun. Enfrente estaban autoridades del Departamento de Comercio norteamericano, que conduce Wilbur Ross. Estados Unidos, por presión de la National Biodiesel Board (NBB), la entidad que había reclamado las sanciones, insistió en que la Argentina debe revisar su sistema de retenciones.
Hace unas semanas, como había anticipado LA NACION, Estados Unidos solicitó modificar el esquema actual, del 27% para el aceite de soja, la materia prima del biocombustible, y el 0% para el biodiésel.
Como en las últimas horas la NBB dijo que no aceptaba ninguna negociación si el país no revisaba las retenciones, Estados Unidos reiteró el planteo, lo que haría unificar la alícuota en el 27 por ciento.
La Argentina había ido a Washington con una propuesta de reducir precios y volumen. El año pasado, el país había colocado en ese mercado 1,5 millones de toneladas y la pretensión argentina era mantener ese nivel, es decir, no crecer más. Estados Unidos no sólo quiere una suba de retenciones, sino un compromiso del país de no concurrir a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para pedir un panel, como el que ya le hizo a Europa y ganó por un conflicto similar.
Antes del viaje de los funcionarios a Estados Unidos, en distintas áreas del Gobierno se evaluó subir las retenciones, pero a niveles más bajos. Una propuesta fue establecer un 7% y otra, un nivel de entre 12 y 16%. Pero no más allá de eso. Según los expertos, con cualquier alícuota superior al 5% se complicarían los embarques. El reabierto mercado europeo tiene una protección total, que ronda el 16%, y una eventual suba de las retenciones, por ejemplo al 16%, haría que el mismo país se autoexcluyera de la posibilidad de seguir haciendo negocios. "Subir las retenciones puede ser pegarse un tiro en el pie", dijo una fuente del sector. El Gobierno estaba evaluando hasta qué punto conviene subir la alícuota.
Críticas
A todo esto, tras la baja de los precios internos para los biocombustibles se conocieron diversas reacciones de malestar. "Esta medida [baja del 29%] adoptada unilateralmente es un golpe brutal al sector productor de biocombustibles con origen en caña de azúcar", dijo el vicepresidente de la Cámara Argentina de Alcoholes, Jorge Rocchia Ferro.
Para el bioetanol de maíz, que tendrá una caída del 22%, Patrick Adam, director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz, calificó de "abrupta e inconsulta" la medida. En tanto, la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustible (Cepreb) alertó que el cambio para el precio del biodiésel "contradice" principios de la seguridad jurídica y pone en riesgo una cadena que genera 9300 empleos directos e indirectos.
La puja por el biocombustible
1,5
Millones de toneladas
Fue la exportación argentina a EE.UU. de biodiésel en 2016, y el país ofreció en la mesa de negociación mantener ese volumen, pero no aumentarlo
27%
Retenciones
Es el nivel que tiene el aceite de soja, materia prima para la elaboración del biocombustible, contra un 0% que paga este producto cuando se exporta. Estados Unidos reclama una unificación