La mayor cuota de misterio reside en la provincia de Buenos Aires, donde los candidatos de Cambiemos mantenían hasta antes de la novedad del caso Maldonado una ventaja sobre Cristina Kirchner que rondaba los tres puntos, si se promediaban las encuestas disponibles.
Ningún líder de la coalición oficialista se sentía cómodo, hasta una semana
atrás, con los pronósticos tan favorables que les transmitían esos sondeos.
Especialmente, María Eugenia Vidal y sus jefes de campaña, quienes siempre
tendieron a minimizar su ventaja por dos razones: que ningún militante creyera
que la elección ya está ganada y que siga cundiendo el miedo entre votantes de
terceras fuerzas dispuestos a apoyar en última instancia a Cambiemos para
impedir un eventual triunfo kirchnerista.
El suspenso llegó, aunque no de la manera más esperada. Hay, sin embargo, un indicador de que el potencial impacto electoral del caso Maldonado no debería ser mayor. Es llamativo cómo, al suspender todos los actos de campaña, la dirigencia política se sumó al dolor de una familia, en lugar de buscar utilizar políticamente los hechos, como algunos sí intentaron hacerlo cuando la cuestión estalló en la opinión pública, poco después de las PASO.
Es probable que todos advirtieran que el tema no es usufructuable
electoralmente y que, incluso, la ciudadanía pueda llegar a castigar a quienes
quisieran darle al asunto un uso político. Concretamente, Cristina Kirchner
habría caído en intención de voto tras su denuncia contra el gobierno de Macri,
al que pretendió equiparar con una dictadura, de la mano de la hipótesis de una
"desaparición forzada" de Maldonado que, según el relato que se escuchó entre
dirigentes kirchneristas, fue ordenada por el Poder Ejecutivo porque "no hay
ajuste que cierre sin represión".
El caso del artesano cercano a los mapuches fue un imponderable de la campaña, pero que hasta ahora no ha demostrado que pueda cambiar el curso de las elecciones. Las diferentes hipótesis sobre su desaparición durante casi 80 días parecieron profundizar nuestra triste grieta, sin mayores probabilidades de que el debate pueda forzar realineamientos políticos. Al menos, no más que la situación socioeconómica presente, las expectativas sobre cómo estará la economía el próximo año o el futuro judicial de ex funcionarios K.
El dato clave de los comicios bonaerenses para el gobierno de Macri sigue pasando por elevar la concurrencia a las urnas. De allí que haya más inquietud por la epidemia de falsas amenazas de bombas en escuelas que por cualquier otra cuestión.