El Gobierno Nacional decidió la semana pasada eliminar el arancel del 6% que gravaba la importación de fertilizantes fosfatados. Según se publicó en el Boletín Oficial, con la medida se buscó la unificación de la posición del fertilizante que hasta el momento mantenía una disparidad entre los denominados diamónicos (que llevaban la carga del 6%) y el fosfato monoamónico (que ya contaba con arancel del 0%).
La medida fue percibida con agrado y cierta "lógica" por la industria, que vive un ciclo de crecimiento, tanto en los volúmenes de consumo por parte de los productores, como en la relación precio-producto. Desde la Asociación Civil Fertilizar comentaron a El Cronista que a raíz de la medida, no se esperan cambios sustantivos en la demanda (a pesar de que tiende al crecimiento) ni en el precio, más allá de que implica una baja del 6% para los importadores. "Lo que se produce es un sinceramiento porque no tenía sentido ni sustento técnico ese desdoblamiento, siendo que es un producto que no se encuentra en la Argentina, ya que es un mineral. Esto se traduce en que se podrá ahora importar de distintos países, porque hasta ahora sólo se podía importar sin arancel desde Marruecos", destacó María Fernanda González Sanjuan, Gerente Ejecutivo de Fertilizar.
Los nuevos oferentes podrán ser los Estados Unidos, Perú o Rusia, país que hace unos meses había solicitado al Gobierno la baja de ese arancel para financiar un centro logístico y la construcción de un puerto multipropósito en la localidad de Ramallo, con capacidad para almacenar fertilizantes fosforados.
La mayor cantidad de oferentes podría abrir también el panorama para
compañías que exportan productos agrícolas y que quisieran importar dicho
fertilizante (que se produce en base a roca fosfórica) directamente de esos
países. Lo que sí se espera en el sector es un aumento de las dosis de uso de
fertilizantes. Las proyecciones marcan que para este año el consumo crecerá
entre 7% y 8%, teniendo en cuenta los fertilizantes fosfatados como
nitrogenados. Así continuará con la tendencia que arrancó el año pasado cuando
el consumo creció un 46%, tras un 2015 que fue uno de los años de más bajo
consumo (con un total de 2,4 millones de toneladas).
En 2017 se espera que supere las 4 millones de toneladas, o por lo menos que esté en ese nivel. Ya en el primer cuatrimestre del año se evidenció un mayor consumo. Creció un 10%, respecto al mismo período del año anterior, con los fertilizantes nitrogenados que registraron una suba del 12%, mientras que la de los fosfatados fue del 2%.
Jorge Bassi, Vicepresidente de Fertilizar, destacó que la relación de precios de los fertilizantes es la más baja de los últimos 10 años en el país. "Poniendo foco en maíz, la relación insumo-producto es hoy un 20% más favorable en el caso de los fertilizantes fosfatados y 30% para los nitrogenados, respecto del promedio de los últimos 10 años. Hoy, comprar el fertilizante cuesta menos kilos de maíz", sostuvo.
Las mayores expectativas de la campaña 2017-2018, con mayores superficies sembradas y productores "asumiendo más riesgos y aplicando más tecnologías", se mencionan como las causas principales, además del alza de la oferta a nivel mundial. Según un análisis de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) la demanda de fertilizantes en la Argentina se concentra en los principales cereales y oleaginosos cultivados: el 70% de la utilización se distribuye entre los tres cultivos con mayor superficie sembrada: soja, maíz y trigo. En el detalle del consumo (2016), de las 3,6 millones de toneladas, el 51% obedeció a fertilizantes nitrogenados (1,8 millones de toneladas), y el 41% a fertilizantes fosfatados (1,5 millones).
En tanto, un 4% fueron azufrados (133.000 toneladas), 2% potásicos (61.000) y 2% el resto de estos insumos. La oferta de fertilizantes nitrogenados es cubierta principalmente con producción local (cerca del 70% de la producción proviene de dos empresas como Profertil y Bunge), mientras que se importan los fosfatados.