Al momento de redactarse el presente artículo y con posterioridad al informe mensual del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), las cotizaciones de todos los productos en la Bolsa de Chicago mostraban fuertes retrocesos por segundo día consecutivo, luego de varios días de incesantes subas.
Así es habitualmente el mercado climático en los Estados Unidos. El problema es que veníamos mal acostumbrados a que los últimos años el clima haya tenido un comportamiento con puntaje perfecto.
Este último comentario no insinúa, por otro lado, que este año vaya a ser diferente. Simplemente lo que trata de explicar es la carga de incertidumbre, el aumento de la expectativa y, en definitiva, el incremento en los niveles de volatilidad a los cuales estos productos están sometidos cuando existen riesgos sobre los niveles de oferta.
La situación climática en los Estados Unidos en el presente año dista, por el momento, de ser perfecta. Si bien todavía es muy temprano (los cultivos están atravesando su periodo crítico en estos momentos), la sequía que denotan los mapas en la zona noroeste del cinturón sojero/maicero y en la zona central de la producción de trigo de primavera así lo demuestran.
A partir de ahora sólo resulta importante monitorear con celeridad cotidiana los pronósticos para estas regiones durante el próximo mes y medio. El resultado del devenir climático, tanto en cuanto a volumen de lluvias como a gradiente de temperaturas, podrá mostrarnos luego de este periodo de tiempo el impacto en los rendimientos proyectados para los cultivos.
En el mientras tanto, la adrenalina natural a la que habitualmente nos lleva la montaña rusa de los precios en estos momentos, será no apta para cardíacos.
Pero esto no es todo. También las cuestiones meteorológicas están generando zozobra en otras regiones del planeta. Por caso, las altas temperaturas verificadas en la Manchuria China o la falta de precipitaciones en zonas de Ucrania, se suman a la incertidumbre generada por el clima norteamericano.
Todas estas cuestiones antedichas, también tienen su correlato en el mercado doméstico. Aunque la transferencia de los movimientos de precios en el mercado de Chicago no se refleje tan fielmente, sin lugar a dudas las consultas por parte de los productores respecto de los precios de la cosecha vieja -pero mucho más sobre los valores de la nueva- no se hicieron esperar.
Evidentemente con una soja mayo 2018 que supo estar a principios de semana en los 260 dólares por tonelada; un maíz julio 2018 con valores cercanos de 150 dólares, y con trigos cotizando para diciembre 2017/enero 2018 en 175 dólares, los números empiezan lentamente a entibiar los fríos márgenes que hace algunas semanas atrás mostraban las planillas de Excel.
Sin embargo, sobre el final de la semana un reporte del USDA que claramente no cambia la tendencia y un pronóstico climático que aunque más halagüeño no deja de mostrar condiciones poco favorables para los próximos días, fueron condición necesaria y suficiente para lograr derrumbar en sólo dos jornadas prácticamente la mejora de los últimos días.
El autor es socio de Nóvitas SA