El presidente de Paraguay, Horacio Cartes, logró que el Senado trate un proyecto para gravar con un 15% la exportación de granos en estado natural, luego de un acuerdo político con un sector de la oposición. Una medida que provocó de forma inmediata el rechazo de las principales cámaras empresarias.
Paraguay es actualmente el cuarto exportador mundial de soja y se proyecta que en 2017 recolecten alrededor de 10 millones de toneladas, algo más que las 9 millones del año anterior.
Los empresarios expresaron preocupación por la "inestabilidad política" que afecta la "previsibilidad necesaria para las inversiones y el clima de negocios", según un comunicado firmado por asociaciones de industriales, ganaderos y productores agrícolas.
"Digamos a este Gobierno que se está equivocando y nos está usando como
moneda de cambio para tener mayoría en un poder del Estado", dijo Rubén
Morínigo, representante de la Coordinadora Agrícola del departamento Itapúa,
principal zona productiva del país.
El acuerdo político acercó al movimiento de Cartes con la coalición Frente Guasú, que comanda el ex presidente Fernando Lugo y que busca desde hace años impulsar el proyecto. El ex obispo fue elegido la semana pasada titular del Senado y del Congreso luego de que junto a Cartes trabajara en conjunto -y fracasaran en el intento- por la reforma que les permitiera la reelección presidencial a ambos.
Los defensores del proyecto sostienen que el sector agrícola, y especialmente el sojero, tributa muy poco en relación a sus ingresos, que superaron los u$s 3.000 millones en exportaciones el año pasado, según datos oficiales.
Quienes lo rechazan señalan que los agroexportadores ya pagan IVA y el impuesto IRACIS (Renta de Actividades Comerciales, Industriales y de Servicios), además del Impuesto por transferencia de Dividendos al Extranajero.
Paraguay exportó en la campaña 2016/2017 alrededor de 6,3 millones de toneladas y envió cerca de un millón a la Argentina.
La imposición de las llamadas "retenciones" a las exportaciones de granos fue una de las promesas de campaña preelectoral de Cartes, pero llamativamente vetó la ley que impulsó su propio bloque pocas semanas después de asumir. Sin embargo, la necesidad de nuevas alianzas políticas y la llegada de la campaña electoral provocó esta nueva marcha atrás.