En el octavo piso del Ministerio de Hacienda, en una sala de reuniones vacía, hay un pizarrón blanco. Lo único escrito allí, con marcador rojo, son una serie de fórmulas y un gráfico que vislumbran cuál es el crecimiento esperado de la economía en 2017. "Quizás sea un poco menos que lo presupuestado, un 2,9% en promedio", afirma Sebastián Galiani, número dos del equipo que dirige Nicolás Dujovne. "Pero punta a punta será de 5% y dejará un arrastre de dos puntos para 2018. Dejaremos atrás el mito de que sólo se crece en años impares", o de elecciones, agregó el viceministro de Hacienda.
En consonancia con la Casa Rosada, en esa cartera creen que el crecimiento sostenido en el tiempo, sin importar a qué tasas, será el único marco para hacer posible cambios de fondo en la Argentina. El más importante, en tiempos de necesidad de inversiones, será la reforma fiscal integral que ya trabaja Hacienda, que presentará este año al presidente Mauricio Macri y que llegará al Congreso en 2018.
Los empresarios, grandes demadantes, tendrán modificaciones pero serán graduales. "Vamos a legislar una tabla que vaya diciendo cómo van a ir bajando", indicó Galiani, secretario de Política Económica. El ex profesor de la Universidad de Maryland afirmó que esta opción es la única viable en el marco del déficit heredado del kirchnerismo y se esperanzó en que proveerá previsibilidad a los hombres de negocios.
"El principal obstáculo para que los empresarios invirtieran en la Argentina
no es el sistema impositivo, sino la falta de seguridad jurídica que existía con
el anterior gobierno. Ahora sí existe y esperemos que se mantenga si seguimos
nosotros o que así lo haga la oposición", afirmó Galiani.
¿Dónde meterá mano el Gobierno? Principalmente en tres impuestos sobre los que
tiene alguna injerencia directa. El primero será el impuesto al trabajo. Tanto
el Ministerio de Hacienda como el de Trabajo elaboran iniciativas propias para
reducir las contribuciones patronales. Es uno de los principales reclamos de los
empresarios preocupados por el costo laboral, sobre todo luego del blanqueo que
se prevé impulsar con aval de la UIA y los gremios.
El segundo será el impuesto al cheque. "No se puede sacar de la noche a la mañana", indicó Galiani, pero se buscará mitigarlo. Una pista: la ley pyme que promulgó el Gobierno el año pasado permite tomarlo a cuenta de Ganancias para algunas de esas firmas. El tercer impuesto, en tanto, es Ganancias. Desde hace años, las empresas reclaman "armonizar las alícuotas" de este tributo con lo que se paga en la región y reimplantar el sistema de ajuste por inflación.
La criatura más criticada, Ingresos Brutos, quedará para el debate con los gobernadores en la mesa que ya fue creada por Hacienda para negociar la reforma de la ley de responsabilidad fiscal, por la que hay un principio de acuerdo entre los mandatarios. "No queremos imponer nada allí. Esta mesa es una oportunidad para debatir", estimó Galiani.
Todavía no se identificaron premios y castigos para las provincias que no cumplan con las metas fiscales pero uno de los incentivos será el aval de Nación para conseguir deuda. "No podemos vivir subiendo Ingresos Brutos para crear empleo público", criticó. Para eso habrá que generar inversiones. La nueva ley de responsabilidad fiscal, que trabaja el secretario de Hacienda, Rodrigo Pena, se presentará como una norma aparte pero en simultaneidad con el presupuesto 2018. Es el mayor reconocimiento de que el problema de la inflación sigue siendo el gasto público, en niveles de 44% del PBI.