La industria lechera vive en una carrera eterna para bajar sus costos y
aumentar la eficiencia. Con ese objetivo, La Serenísima realizó esta semana en
la Universidad Católica Argentina, en la ciudad de Buenos Aires, un simposio
focalizado en la recría y reproducción de los rumiantes lecheros.
“En el destete, el rumen de los terneros cambia dramáticamente, hay un
aumento de la actividad ruminal y las enzimas hepáticas que el ternero usa para
digerir una nueva dieta deben ser desarrolladas”, explicó el estadounidense
James Quigley, director técnico y de investigación de la firma Provimi América
del Norte, en el comienzo de su presentación ante un auditorio repleto. Provimi
es una fabricante de productos nutricionales para bovinos, y lo que Quigley hizo
en su disertación fue mostrar los beneficios de este tipo de productos en el
desarrollo del rumen de los terneros y su posterior productividad lechera.
Según explicó de entrada, el consumo de calostro puede influir en el
desarrollo del rumen, ya que si el ternero recibe calostro por siete días su
rumen se desarrolla más que si lo recibe por tres días, y eso lo hace capaz de
absorber más nutrientes. “Las bacterias presentes en el rumen desde casi el
momento del nacimiento también cumplen un rol importante en la digestión de
diferentes alimentos -agregó-. El agua es esencial ya que las bacterias viven en
agua, por eso es fundamental darles agua limpia a los terneros”.
Y luego remarcó que “la clave para el desarrollo del rumen de los terneros
está en el consumo de alimentos secos”. Dentro de la alimentación seca, Quigley
distinguió entre granos y silaje y destacó que para el desarrollo inicial son
preferibles los carbohidratos aportados por los granos, pero advirtió sobre la
necesidad de manejar el grado de fermentación para evitar enfermedades como la
acidosis. “Granos muy procesados pueden fermentar demasiado rápido y afectar el
desarrollo del rumen”, advirtió, y detalló que el almidón disponible depende del
tipo de procesamiento del alimento. “Los texturizados aportan un 35/40 por
ciento de almidón, son más caros pero son recomendables”, dijo.
Respecto del momento óptimo para el destete, Quigley dijo que no solo depende
de la edad o el peso, sino también de la cantidad de leche o alimento seco que
el animal haya consumido, de la salud del ternero o de las condiciones
ambientales. Además recomendó incluír una pequeña cantidad de forraje en la
dieta de los terneros destetados, ya que produce saliva y mejora el ph. “Una
ingesta recomendable sería del 3-5 por ciento de forraje en las primeras doce
semanas”, detalló.
A continuación, se enfocó en cómo mejorar la eficiencia de las vaquillonas y mostró datos de ensayos tanto de EE. UU. como de Corea que afirman que la primera lactancia y la producción de leche de por vida se optimizan cuando el primer parto de la vaca es entre los 22 y 24 meses de edad. Pero la mayoría de los países tienen promedios de edad del primer parto de entre 25 y 30 meses. En Argentina, es de 29 meses. Al respecto, Quigley dijo: “Bajar la edad no depende solo de la biología del animal sino de la gestión, cuanto más intensivo el manejo más posibilidades hay”. Y añadió: “Pero el peso es más importante que la edad. Recomiendo que se alimente a los animales con 900 gramos de alimento seco por día desde el destete hasta el primer parto y mantener un equilibrio entre energía y proteína, buscar ganancias de peso menores a un kilo por día para evitar el engorde en la ubre”.