El mapa de la región pampeana muestra excesos hídricos o situaciones de abundancia en prácticamente todas las regiones productivas. Además, los meteorólogos no descartan que entre fines de 2016 y principios de 2017 se dé el escenario contrario, con posibilidades de escasez de lluvias por efecto de una Niña débil. Sin duda, una ecuación difícil de resolver para los agricultores que deben implantar los granos gruesos. ¿Cómo llevar adelante las siembras una vez que haya piso y se pueda transitar con insumos por los caminos? Hasta antes de los temporales, en los campos de la zona núcleo se había completado casi toda la siembra de maíz de primera. Hoy se pueden ver cultivos tempranos perdidos por inundación, otros con 4/5 hojas luchando y muchos tardíos naciendo en el barro y pidiendo a gritos días sol.
Sojas de ciclo corto
Como ahora los productores hacen una pausa con el cereal por el riesgo de desarrollo del mal de Río Cuarto, impulsarán la implantación de soja de primera en cuanto haya piso, para aprovechar la humedad disponible. La estrategia sería utilizar variedades de ciclo corto, que permitirían tener definido el rendimiento a principios de 2017, con poca exposición a la potencial seca que podría provocar La Niña. Luego seguirían sembrando soja sobre trigo, que este año entregará los lotes temprano -a mediados de noviembre en muchos campos del sur de Santa Fe por adelanto de ciclo- lo que permitiría considerarla, casi, como una siembra de primera. "La implantación de maíz tardío o de segunda es una incógnita, por ahora muy dependiente de la evolución de las lluvias en las próximas semanas", reconoce un técnico del sur de Santa Fe.
El girasol, una alternativa
El girasol ocupará un capítulo especial. "Si enero muestra tendencia a la seca, con napas alejadas de la superficie, el girasol será una buena alternativa", define el técnico. Además, este cultivo tiene la ventaja de permitir el uso de híbridos resistentes a imazapir, que controla malezas resistentes a glifosato. En la siembra de todos los cultivos aún se nota la iliquidez de contratistas y agricultores, producto de años de renta nula por los misiles que enviaba el anterior gobierno a la flota rural. "Muchos contratistas muestran ganas de sembrar, pero tienen el casco del barco averiado y piden un adelanto del 30% del importe final del trabajo para pagar el gasoil. Otros pueden comprarlo, pero entregan la factura de la labor al día siguiente de terminada", ilustra el técnico.