En el cierre de los contratos agrícolas en la pampa húmeda se sigue privilegiando la modalidad de un plazo a una campaña. "Pareciera ser que se intenta volver a pensar en contratos de arrendamiento que abarquen plazos de dos y tres años, aunque la mayoría sigue siendo por una campaña. La baja de las retenciones invita a pensar en rotaciones de cultivos sin que esto afecte los resultados económicos", dijo Mariano Maurette, referente del negocio de campos de Alzaga Unzué & Cía.
Para Emanuel Bodega, gerente de producción de Grupo Los Grobo, aún no se
habla de contratos a largo plazo.
"Esto es producto de la variabilidad de escenarios, devaluación, precios, retenciones aún 30% para la soja, que hacen que no haya una sensación de estabilidad. Creo que es cuestión de tiempo, pero también de políticas, donde el productor y el propietario puedan confluir en una relación contractual a largo plazo", expresó. Según Bodega, no obstante ya se están pensando en rotaciones equilibradas con trigo, soja y maíz, algo que antes era poco viable económicamente. "El papel del Estado será clave en esto, desarrollando incentivos a planes sustentables, de cuidado del suelo, medio ambiente y la sociedad", señaló.
Según Teo Zorraquín, consultor, todavía no se habla de contratos a más de un
año en forma generalizada y el criterio para lograr contratos más largos en su
opinión no tiene tanto que ver con las retenciones sino con el clima para hacer
negocios con cierta previsibilidad y mantenimiento de las reglas de juego.
"Es posible que en la medida que las políticas del gobierno sigan generando confianza de a poco se recurra a plazos más largos. Y si se concreta en algún momento la ley de cuidado del suelo que ya tiene media sanción en Diputados el estímulo fiscal y de cuidado del ambiente promoverá contratos a mayor plazo", remarcó Zorraquín .
Lo que viene
Para Guillermo Villagra, de la consultora Openagro, en las conversaciones entre propietarios e inquilinos se cuela como negociación tratar de atar el alquiler de acuerdo al nivel de producción.
"Hace tiempo que se ha puesto difícil pagar antes de la época de cosecha. Por eso es que la mayoría de los costos se hacen efectivos cuando se venden los granos. Con los alquileres pasa lo mismo. Se trata de pagar todo a cosecha, independientemente que el acuerdo se haya hecho en quintales fijos o en porcentaje", precisó Villagra.
Marcos Lanusse, consultor, no cree que en esta campaña se vean más contratos a largo plazo. Y consideró que "en el futuro dependerá de las condiciones macroeconómicas del país y de los precios de los cereales". En cambio, para Agustín De Elizalde, de la firma Elizalde Garrahan y Cía., con las reglas de juego "más claras" y con la reducción de las retenciones "se están conversando contratos de hasta dos y tres años y con un plan de rotación de los cultivos a respetar".
En las zonas marginales el panorama para los contratos aun no está claro, ni definido. "Todavía no hay muchos cerrados y los pedidos que tuvimos son a porcentaje. Todavía sigue siendo muy fuerte la incidencia del transporte para la viabilidad de los cultivos en zonas alejadas a la producción", remarcó.