SAN NICOLÁS.- "Gracias, Mauricio", le agradeció una señora y le dio la mano.
Se puso a su lado, casi al trote, durante la caravana que encabezaba el
Presidente y lanzó un grito: "¡Esto es vida!". Macri fue recibido ayer en
Expoagro, la feria más importante del campo, como una rockstar.
Eufóricos con la primera visita de un presidente al evento, el público arropó la caravana oficial con arengas, abrazos y fotos. La sintonía ideológica entre Macri y el campo -con especial afinidad durante la campaña- fue incentivada por el Gobierno con un paquete de medidas para el sector -como la quita de retenciones- que habían sido reclamadas durante años por el agro.
Mientras en el oficialismo esperan con ansiedad la liquidación de divisas de
las cerealeras, el Presidente volvió a destacar la importancia de la
agroindustria como "el motor de la economía argentina", durante el discurso
oficial de inauguración, que pronunció escoltado por la gobernadora bonaerense,
María Eugenia Vidal, y su par santafecino, Miguel Lifschitz. Macri anunció
medidas para el sector lácteo, se quejó de la herencia kirchnerista y pidió
"paciencia" para implementar cambios.
"Sí, se puede. Sí, se puede", cantaba el público que lo esperó con entusiasmo bajo el sol del mediodía. La visita fue tan intensa como exprés. Saludó, se sacó fotos y hasta pudo hacer algún chiste en los 50 minutos que estuvo en la feria. "¡Estamos con el Presi!", gritó una pareja de jóvenes, mientras los tres sonreían para una selfie. El contrapunto no podía haber sido más explícito después del fuerte enfrentamiento del campo con el kirchnerismo.
Hubo más guiños del Gobierno para el campo. Apenas entran a Expoagro, lo primero que encuentran los visitantes es un impactante stand de Presidencia de la Nación, algo impensado durante la década de la gestión Kirchner. Algunos memoriosos, incluso, recordaron que el ex gobernador bonaerense Daniel Scioli sólo se animaba a inaugurar la feria a primera hora de la mañana para evitar los abucheos de los productores rurales.
La caravana
Ricardo Buryaile tomó el volante del vehículo oficial: un carrito colmado por una decena de funcionarios de primera línea. El Presidente recorrió un kilómetro aupado por el público que lo esperaba sobre los costados de las calles internas para felicitarlo. "¡Firme, Macri!", gritó con el puño en alto un hombre canoso que había salido a las apuradas de un stand para verlo.
Lo acompañaban el diputado Emilio Monzó, el ministro Francisco Cabrera, el gobernador Lifschitz y el sindicalista Gerónimo Venegas, entre otros. La protagonista en el segundo carrito era la gobernadora María Eugenia Vidal, que despertó en el público casi tanta euforia como el Presidente.
La caravana frenó en La mateada de Uatre, el gremio que conduce el "Momo" Venegas. Macri y Vidal fueron recibidos en el escenario por un payador. Venegas se acomodó para la foto justo en el medio, entre la gobernadora y el Presidente. "Necesitamos crear trabajo para los argentinos. El campo dejará de ser uno de los combustibles -como dice el "Momo"- para convertirse en el motor de este país", afirmó Macri en su brevísima intervención.
Macri se llevó la última ovación durante la inauguración oficial. Con el mismo tono esperanzador que supo cultivar durante la última campaña, afirmó: "Vamos a hacer una verdadera revolución productiva en el campo argentino". Y adelantó la decisión de su administración de intervenir el mercado lácteo con la compra del sobrestock para cuidar el empleo del sector.
El Presidente cortó la cinta inau-gural y emprendió el regreso a la Casa Rosada. De vuelta, la caravana arrancó hasta el helicóptero a toda velocidad. Pero todavía quedaba tiempo para los chistes. "Che, Mauricio. Mirá que hay un radical al mando (del carrito). No lo distraigas mucho que lo puede chocar", chicaneó Monzó al ministro Buryaile. Todas sonrisas.