Gonzalo Ramírez Martiarena lleva pocos meses como CEO global de Louis-Dreyfus
Commodities. A simple vista, es difícil adivinar que este argentino de 49 años,
que usa un lenguaje llano y se mueve por esta pequeña ciudad alpina sin grandes
estridencias, está a cargo hoy de una de las cuatro empresas internacionales que
manejan el negocio de exportación de granos del mundo, con ingresos netos por
cerca de 650 millones de dólares. Mientras otros CEO de compañías equivalentes
se mueven por el Foro Económico Mundial con un séquito de asesores, Ramírez
Martiarena se disculpa mientras se hace su café, en una oficina improvisada en
un centro turístico de la ciudad.
-¿Repuntarán los precios de las commodities?
-¿En el corto plazo? Si no hay un fracaso con alguna cosecha, no. Hay que
hacerse a la idea de que los precios van a seguir igual, y hay que trabajar en
la eficiencia del sector.
-¿Se puede ajustar la oferta?
-En la Argentina el productor está en el paraíso que esperó mucho tiempo: le
sacaron las retenciones a los cereales, le bajaron las de las oleaginosas, le
oficializaron un tipo de cambio más alto y le liberaron el control exportador.
Después podés caer en la discusión de la sintonía fina, de si esperaban un dólar
de 14,50 o de 13,50 pesos.
-¿Y cambia algo en el largo plazo?
-Para los países que producen commodities agrícolas, la perspectiva es brillante. Porque cada vez más gente en el mundo come mejor y hay más demanda de proteína animal. La proteína animal no es más que proteína vegetal transformada en proteína animal. Ahí es donde creo que hay una oportunidad espectacular. Haber visto empresas productoras de pollos y de cerdos con problemas de rentabilidad en un país como la Argentina, que tenía el maíz más barato del mundo como consecuencia de las restricciones a las exportaciones y las retenciones, es inentendible.
-¿Cómo cambió la situación con el nuevo gobierno?
-Más bien diría que los cambios que se están produciendo son muy favorables para la producción agrícola. La quita de los controles para exportar nos viene bien, porque somos una empresa que invierte, que tiene dos fábricas de aceite, que tiene tres puertos, plantas de acopio en el interior, que invierte en financiar al productor. Si después te dicen que no podés exportar todo lo que podés originar... El concepto de defensa del precio del consumidor es un poco lastimoso, porque los mercados se regulan solos. Nunca va a pasar que te quedes sin trigo y el pan se pague un disparate. En cuanto llegás a una situación en la que se perciba que va a faltar trigo, o la gente revende el trigo o se importa de Uruguay.
-¿Piensan hacer inversiones?
-Definitivamente. Hay un juego que es más de mercado. Estamos convencidos, primero, de que hay que mejorar la logística del país. Tenés un ferrocarril que está durmiendo, que es el Belgrano Cargas, y es hora de ponerlo en funcionamiento. Tendría gran impacto en el desarrollo de la producción en el noreste y noroeste. Esa producción, con un flete más competitivo, porque ese es otro fantasma que hay que sacar: si consigo pagar menos flete se lo traslado al productor, porque necesito que el productor tenga un mejor ingreso para expandir la frontera agrícola, y así tener más toneladas para moler en la Argentina y exportar con valor agregado.
-¿Ayudarían con financiamiento?
-Cuando Mauricio Macri pida financiamiento para el Belgrano va a tener entidades con capacidad de hacerlo. Los privados no tienen que participar del financiamiento. La estructura lógica sería que los privados se comprometan a mover volumen, que haya empresas que financien a largo plazo y que el Estado se comprometa a poner el ferrocarril en condiciones.
-¿Se habló aquí con ese detalle?
-No. Pero sí nos comprometimos a poner gente de la empresa, y creo que no va a faltar gente de otras compañías también, para analizar tanto el Belgrano como la Hidrovía. La Argentina cambió su capacidad productiva cuando conseguimos aumentar el calado del río Paraná. En una segunda instancia, tenés que poner foco en el estado las rutas. Junto con la Hidrovía, pensaría también en la navegabilidad de los ríos para mover mercadería por barcazas.
-Sin las retenciones, ¿se va a sembrar más trigo y maíz, o la soja seguirá siendo la estrella?
-En el mundo desarrollado hay una rotación entre maíz y soja. La Argentina hace muchos años que siembra soja sobre soja, con lo cual este beneficio que se le da al productor va a ser bueno para la conservación del suelo. A mediano y largo plazo, me gustaría ver un poco más de equilibrio entre el nivel de retenciones del complejo oleaginoso y el de cereales. Dejar la soja en 30% y el maíz y en trigo en 0% te puede generar un desbalance productivo.
-¿Piensan hacer inversiones en su empresa de semillas o están esperando una definición con las patentes?
-La propiedad intelectual para que las empresas puedan invertir es crucial.
-Todo dicho...
-Probablemente la Argentina haya pasado por un proceso en donde uno buscaba sobrevivir, y en esa situación uno trata de esquivar las inversiones. La aplicación de tecnología en la producción de maíz cayó, con lo cual cuando no tenés el ingreso es difícil pensar que vas a invertir mucho en fertilización, en un producto que te lleva mucho dinero por hectárea en el inicio. Cuando le des al productor la libertad de elegir qué siembra, cómo y a quién lo vende, el concepto de pago de regalías y patentes cambia. En el mundo no se discute.
-Las cerealeras le dieron un espaldarazo al Gobierno anticipándole dólares. ¿Volverían a hacerlo?
-La Argentina mostró que con las primeras medidas que se tomaron se disolvieron bastantes dudas sobre cómo podía reaccionar el mercado financiero. No creo que el Gobierno necesite de la asistencia de los exportadores hacia adelante. Da la sensación de que va a aparecer financiamiento de gente que se dedica a financiar. Nuestro rol es financiar al productor y no al Estado. Con esto no interpreto que lo hayamos financiado, pero sí dimos una mano en equilibrar un poco las cosas. Lo hicimos también con el gobierno anterior. Estamos apoyando, obviamente, la gestión actual, pero nuestro foco tiende a ser la Argentina. Si podemos aportar nuestro grano para que haya estabilidad y la gente venga a invertir, lo vamos a hacer.