A partir de aquella breve y fría reunión en Olivos, hace ya dos semanas,
Cristina Kirchner y Mauricio Macri protagonizaron una durísima e inédita pelea
en torno a la ceremonia de traspaso.
Ayer, luego de permitir la entrada en escena de otros actores políticos y judiciales para mediar en el conflicto, ambos dieron por cerrada la controversia y decretaron el fin de la negociación: la presidenta en funciones porque decidió no participar de ninguno de los actos del traspaso de mando; el presidente electo, porque dispuso continuar con el cronograma ya fijado, con su jura en el Congreso y la aceptación de los atributos de mando en la Casa Rosada de manos del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.
"No es su intención entorpecer ni menoscabar el acto. No están dadas las
condiciones para que la Presidenta asista al Congreso", afirmó el ex secretario
general de la Presidencia y actual titular de la AFI, Oscar Parrilli, en la
puerta del Senado, luego de una jornada de reuniones y negociaciones frustradas.
El enojo del kirchnerismo se centraba en la medida cautelar interpuesta en la
mañana por los abogados de Macri, en la que solicitaron a la Justicia que
determine las 0 horas del jueves como el fin del mandato presidencial de
Cristina Kirchner.
Exaltado, Parrilli alertó que si la jueza María Servini de Cubría da lugar al dictamen, aceptado en primera instancia por el fiscal Jorge Di Lello, el país estará "12 horas sin autoridad" . Y arriesgó que "entre esto y un golpe de Estado es muy poca la diferencia". Cerca de Macri justificaron la presentación judicial en la "necesidad de clarificar la transición" y ratificaron el cronograma de traspaso de mando, con jura al mediodía y recepción de la banda y el bastón presidencial a las 13.30, de manos del presidente de la Corte.
El día comenzó con una reunión auspiciosa para quienes todavía se empeñaban
en acercar posiciones. El ya electo presidente provisional del Senado, Federico
Pinedo, y el próximo secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis,
llegaron pasado el mediodía al despacho que todavía ocupa Amado Boudou en la
Cámara alta. Lo esperaban el vicepresidente, Parrilli, De Pedro y el secretario
de Seguridad, Sergio Berni.
Durante más de una hora, kirchneristas y macristas llegaron a algunos acuerdos.
Consensuaron, por ejemplo y según fuentes del gobierno entrante, que la Plaza
Congreso quedaría "libre" para los partidarios de Macri, mientras que las
agrupaciones kirchneristas como La Cámpora o la Tupac Amaru se ubicarían a un
costado de la plaza, en dirección a la calle Corrientes.
También avanzaron en la hipótesis de que la Presidenta entregara en el Congreso los atributos de mando luego de asistir a la ceremonia de jura. Todo se trabó, según pudo saber LA NACION, cuando la Presidenta tomó nota de la aceptación por parte del fiscal Di Lello de la medida cautelar, que, de quedar firme, la dejaría como ex presidenta a partir del primer minuto de mañana. "Ante esta circunstancia, la Presidenta no se va a exponer a que con este dictamen se la acuse de usurpación de título viniendo a hacer traspaso de mando", dijo Parrilli por la tarde, en una improvisada conferencia de prensa en la que incluso hizo escuchar a los periodistas unas declaraciones de Macri en las que decía que el traspaso del poder se daría "en el Congreso".
¿Qué conclusiones sacaron en el gobierno entrante? "Es muy triste lo que pasó para todos nosotros. Lamentablemente no se pusieron las instituciones por encima de las personas", afirmó Pinedo a LA NACION al final de la jornada, y ya con la certeza de la ausencia de la mandataria. El dirigente macrista podría ser, si Servini de Cubría valida el dictamen de Di Lello, el presidente interino durante las doce horas que medien entre el final del mandato de Cristina Kirchner y la jura de Macri, prevista para el mediodía de mañana.
Cerca de Macri, que siguió las alternativas de la negociación desde su despacho de jefe de gobierno porteño en Parque Patricios, justificaron el pedido a la Justicia. "Cuando hay tanta desconfianza la tendencia es a defenderse", afirmaron cerca del presidente electo.
El DNU firmado la semana pasada por la Presidenta, en la que ordena la restitución de fondos coparticipables a las provincias, los centenares de nombramientos de última hora y otras medidas tomadas en los últimos momentos de gestión kirchnerista encendieron las alarmas en el gobierno entrante.
Por eso, afirmaron fuentes de Pro, se presentó la medida, efectivizada por los abogados José Torello y Fabián Rodríguez Simón, donde solicitan que se ordene a la Presidenta "que se abstenga de continuar ejerciendo tal función a partir de las 00.00 horas del día 10 de diciembre de 2015", según expresaba el escrito.
"La idea era dar certezas, y asegurarnos de que ninguna medida descabellada se pueda hacer en las últimas horas de mandato", agregó otro dirigente cercano al presidente electo. "Mauricio se cansó y dio por terminada la negociación", describió un dirigente que pasó ayer varias horas con el mandatario electo, que de todos modos se hizo un rato para inaugurar su árbol de Navidad junto a su hija Antonia.
En el gabinete entrante estarán más que atentos al acto de despedida que Cristina Kirchner tendrá hoy mismo en la Casa Rosada. Mientras tanto aceleran los detalles del día de la asunción, que, además de la jura, la recepción de los atributos y la recepción de las delegaciones extranjeras, tendrá la jura del nuevo gabinete y una función especial en el Teatro Colón.
Las polémicas explicaciones de Parrilli
El titular de la AFI justificó la decisión de Cristina
"Esta discusión es una cortina de humo para no hablar de los principales temas, como el aumento de precios"
"Damos por concluida la discusión; la Presidenta no va a concurrir al Congreso"
"La Presidenta no puede hacer usurpación de título. Entre este fallo y un golpe de Estado es poca la diferencia"