Por las redes sociales hubo quienes repitieron que "el campo votó a Cristina" y traicionó el apoyo que la sociedad le había dado en el conflicto por la 125 en 2008.
Es difícil precisar el origen de ese malentendido. Hay quienes creen que fue un hábil mensaje del kirchnerismo, que prendió rápidamente entre los opositores desilusionados. Otros creen que fue un error de análisis de aquellos que, fuera de la Capital Federal, el Gran Buenos Aires y las ciudades grandes del interior, todo es campo. Hay una tercera lectura que pudo haber contribuido en esa interpretación. La derrota del oficialismo en los comicios legislativos de 2009 se atribuyó a las consecuencias de la pelea con el Gobierno por las retenciones móviles.
Los opositores desilusionados con el campo omiten varios hechos. Los productores agropecuarios y la dirigencia rural fueron los primeros en ponerle un freno al avance del kirchnerismo sobre algunos de los principios básicos de la Constitución Nacional, entre ellos, la libertad de comercio y el respeto a la propiedad privada. Mientras grandes grupos económicos, con intereses en la industria, el comercio, los medios de comunicación y los servicios, y no pocas cámaras empresariales se adaptaron a las formas y contenidos impuestos por el kirchnerismo, los productores y los ruralistas se resistieron.
Los desilusionados tampoco toman en cuenta los números. Por ejemplo, en el partido bonaerense de Dolores, según el cálculo hecho por una productora, hay 480 campos. Suponiendo que sus dueños vivan allí con sus familias representarían unos 2000 votos. En ese partido se distribuyen unos 5000 planes sociales y el municipio local incorporó unos 1000 empleados desde 2009. El partido tiene 27.000 habitantes. Esta diferencia entre número de productores y el resto de la comunidad se replica en todo el país.
No obstante, sí hubo productores agropecuarios que optaron por Cristina Kirchner en 2011, aunque no fue la candidata más votada. Según una encuesta que realizó en 2011 la consultora Sondeo Jefferson Davis entre productores de la pampa húmeda, el NOA y el NEA, el 13% votó por la postulante del Frente para la Victoria en las PASO de 2011. ¿Quiénes ganaron entre los productores agropecuarios? Hermes Binner, Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde, con un 24 por ciento. En las elecciones generales, según esa encuesta, el ganador entre los productores agropecuarios fue Binner (31%), seguido por Alfonsín (22%) y Duhalde (21%). Cristina Kirchner repitió el porcentaje: 13 por ciento.
"El productor no ha cambiado a través del tiempo su opinión hacia el Gobierno en función de su situación productiva o de negocio", señala Juan Carlos Tejada, director de la consultora, que habitualmente realiza sondeos de opinión en el agro. "Han sido otras variables las que han considerado como perjudiciales, como la falta de planificación y una política consistente hacia el sector, altos impuestos y, retenciones", añade.
Pero aunque la mayoría de los productores no votó a Cristina Kirchner, hay que admitir que el agro sigue teniendo un déficit de estrategia política. Después de 2009 se desaprovecharon a los "agrodiputados" por profundizar las diferencias en vez de avanzar con las coincidencias. También se desperdició la movilización de 2008 para crear una nueva institucionalidad gremial, con la gran cantidad de productores autoconvocados que impulsaron la protesta y que poco a poco se fueron alejando. Hay sí algunos avances, como los productores que participan en la red Ser Fiscal, que procura la transparencia de los comicios, y algunos que insistieron en la participación política y son candidatos en concejos deliberantes y municipios.
Pero los problemas se han agravado. Lo demuestran las protestas que se suceden en Salta, Tucumán, Córdoba, Chaco, Entre Ríos, Santa Fe y, en menor medida, en la provincia de Buenos Aires. Lo grave es que del otro lado no hay quien escuche, y, para peor, como en el Chaco, se reprime e intimida a los productores que protestan. Frente al campo, la presidenta Cristina Kirchner decidió adoptar por una política de oídos sordos en los últimos meses de su gestión. Sigue desaprovechando oportunidades.