Los precios de la soja siguen dando que hablar.
Tuvimos un período de cierto repunte. De hecho, pareciera que se ha forjado una suerte de piso que, a nivel local, se ubica en $2.000 por tonelada, disponible.
Pero luego, a consecuencia de la mejoría el clima en EE.UU. la tendencia a caer pasó a primer plano. El clima en los últimos 10 días, con pocas lluvias y temperaturas moderadas alentó la depresión de valores.
En breve, saldrá el reporte del USDA. El último no logró captar los daños ocasionados por el exceso de lluvias que julio registró, sobre todo en el Medio Oeste.
Ahora puede haber un cambio. Es probable que éste muestre algún grado de reducción en la estimación productiva por problemas de los cultivos con anegamientos y humedad excesiva. En tal caso, la publicación contribuiría a sostener los precios.
Por el lado de la demanda, tal como comentamos en nuestro anterior comentario, las noticias sobre la economía china inciden negativamente sobre los precios.
Un elemento adicional se une a ello con el comportamiento de la moneda brasileña.
La acentuadísima devaluación del real en Brasil afecta el mercado de la oleaginosa pues actúa como incentivo para que los productores se apuren en vender su mercadería.
La depreciación del real eleva mucho la competitividad de la soja brasileña al mismo tiempo que castiga a los tenedores de los demás países, muy sobre todo de la Argentina.
En definitiva, el peso argentino no hace otra cosa que sobrevaluarse y así no sólo la actividad sojera sino todos los sectores sienten el filo de la apreciación cambiaria.
En lo que va del presente año, la moneda brasileña ha perdido más del 25% frente al dólar. Actualmente la paridad está en 3.35 reales por dólar. La paridad entre las dos monedas se ubica en su mayor nivel desde marzo de 2003.
Lo peor es que se aguarde que tal proceso de devaluación del real continúe en el tiempo. Un informe del Bank of America proyecta un nivel de tipo de cambio próximo a 3,60 reales por cada dólar.
El gráfico muestra la evolución del real en los últimos 12 meses. Mientras hace un año, se necesitaban 2,2 reales para comprar un dólar, hoy se requiere casi 3,4 reales.
La competitividad exportadora de Brasil aplasta a economías como la nuestra que sigue con un tipo de cambio anclado para amortiguar la tasa de inflación, en un cuadro donde el dólar se fortalece día a día contra las principales divisas del globo.
Sin dudas, la política cambiaria doméstica no pone en el peor de los mundos.
Ahora, la esperanza está en el clima del Medio Oeste y el reporte del USDA.