La ingeniera Delma Faccini ha incrementado su fama desde que recorre el país con su grupo de macetas enmalezadas con el objetivo de entrenar los ojos de productores y técnicos para que aprendan a reconocerlas. “Una correcta identificación de las malezas se ha vuelto cada vez más importante. Es lo que permite elegir las estrategias más adecuadas”, insiste la especialista de la Cátedra de Malezas de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario. “La clave está en reconocer a las malezas en etapas tempranas de su desarrollo, en las primeras hojas verdaderas, porque es cuando son más susceptibles a los métodos de control”, argumenta Faccini y agrega que “un control temprano permite reducir las dosis y disminuir los riesgos de contaminación ambiental. Sin embargo, este escenario “ideal” no se presenta en forma frecuente, principalmente en los períodos de barbecho”.
La técnica asegura que las malezas más difíciles de identificar son las gramíneas. Y esto se debe a que en estado vegetativo o juvenil todas son muy similares. Siempre hay excepciones y en este caso se trata del “pasto cuaresma”, que presenta alta cantidad de pelos en hojas y tallos, o del “pasto crespo” que presenta las hojas con el borde ondulado. “En general, al estado reproductivo, cuando aparecen las inflorescencias, resulta más fácil reconocerlas, de todos modos en este estado ya es casi imposible su control”, remata la docente.
Delma Faccini lleva macetas para capacitar a productores y técnicos. Ahí se mezclan malezas desarrolladas con otras en estados más jóvenes, porque así están en el campo.
Mientras enumera las 26 malezas más conocidas que hoy, por su tolerancia o resistencia a herbicidas, afectan la producción agrícola, la especialista insiste en la dificultad que tiene reconocerlas, porque “son distintas familias botánicas, con similitudes y diferencias morfológicas”. Pero existen una serie de tips que vale la pena tener en cuenta. Faccini sostiene que ante la presencia de una maleza desconocida se debe observar el porte de la planta (si es rastrera o erecta), el tamaño y forma de cotiledones y primeras hojas, la presencia de espinas, de olor, de pelos, entre otros aspectos. En el caso de una planta adulta, hay que observar el tipo y color de las flores o los frutos. Con estos datos se puede acudir a publicaciones impresas o en Internet que disponen de imágenes y descripciones de cientos de malezas que ayudan a la identificación. Además, por supuesto, hay profesionales capacitados en el reconocimiento de malezas en distintas instituciones.
¿Cómo se hace un correcto monitoreo de malezas?
El objetivo del monitoreo es conocer qué malezas se encuentran presentes en cada situación particular de forma de tomar las medidas de control pertinentes. La especialista en malezas de Rosario asegura que hay que monitorear no sólo el lote, sino también los alambrados o bordes del lote y entrada de la cosechadora.
Faccini aconseja monitorear las malezas de un lote en distintos momentos del año. “Cercano a la cosecha o en el cultivo antecesor al barbecho de tal manera de evitar el aporte se semillas al suelo de aquellas especies que han germinado tardíamente en el ciclo del cultivo”, puntualiza. También durante el barbecho el monitoreo puede realizarse a mediados o fines de otoño si se siembra un cultivo de ciclo invernal, o en invierno o primavera -según se utilicen herbicidas residuales o no residuales- si se decide la siembra de un cultivo de ciclo estival. Por último, recomienda monitorear al inicio del ciclo del cultivo.
Además, la especialista aconseja monitorear antes y después de cada aplicación de herbicidas a los fines de detectar fallas en la aplicación o la aparición de malezas resistentes.
“La clave está en reconocer a las malezas en etapas tempranas de su desarrollo, en las primeras hojas verdaderas, porque es cuando son más susceptibles a los métodos de control”.
En lo que hace a los bordes de cada lote en particular, Faccini sugiere monitorear aunque sea una vez al año con el fin de conocer las malezas presentes y detectar alguna especie potencialmente peligrosa. También se vuelve necesario revisar la zona de ingreso al lote, por donde accede la cosechadora. Allí se se puede detectar la presencia de especies provenientes de otras zonas o lotes cosechados previamente.
“El patrón de monitoreo de un lote se realiza siguiendo una trayectoria en W o en diagonal. Se debe tener en cuenta la presencia de manchones de malezas, montes, construcciones e irregularidades del campo, y todo esto debe registrarse en el mapa del lote”, enumeró Faccini para agregar que en el caso de los bordes, se recorren en su totalidad y se registran las malezas problemáticas.