La apertura del mercado norteamericano para nuestras carnes, además de ser una buena noticia para la Argentina y para el sector, es una buena noticia que sólo podremos usufructuar el día que se modifique la política macroeconómica nacional. Ahora bien, en el afán por magnificar el hecho, la Sra. Presidente de la Nación y el Ministro de Economía expresaron una serie de inexactitudes.

 

El ministro Kicillof habló sobre la pérdida de ventas al exterior que implicó la tardía reapertura del mercado de EE.UU. Esos conceptos hubieran sido ciertos si nuestras exportaciones se hubieran mantenido en torno a las 760.000 toneladas alcanzadas en 2005 y si el porcentaje de las mismas hubiera rondado 20% del total de carne producida. Pero, como ello no fue así, me permito contestarle con el siguiente cuadro.

 

En el referido cuadro contrastamos el comportamiento de las principales variables de la industria cárnica vacuna en el decenio 2005-2014 con el desempeño que se podría haber logrado si no se hubiera instrumentado una persistente política antiganadera en nuestro país. En 10 años se produjeron 29,1 millones de toneladas de carne vacuna en Argentina, mientras que en ausencia de las regulaciones aplicadas se habrían podido producir cuanto menos 31,5 millones de toneladas (repitiendo en el tiempo la producción alcanzada durante 2005, en un escenario de ‘normalidad’). Es decir, por lo menos dejamos de producir 2,4 millones de toneladas de carne vacuna. En tanto, las restantes columnas muestran que el consumo interno se podría haber sostenido en un elevado nivel y que toda la pérdida de producción impidió proveer al mundo carne de calidad por el equivalente también a 2,4 millones de toneladas, lo que hubiera redundado en ingresos totales (industria + gobierno nacional) por 7.4 mil millones de dólares.

 

Asimismo, de haberse producido el segundo escenario, no hubiéramos asistido a la fuerte retracción del stock ganadero (que al presente todavía es de 10 millones de cabezas), a la crisis que atraviesan los productores, al cierre de 130 plantas frigoríficas y a la pérdida de 16.500 puestos de trabajo, así como seguramente los consumidores argentinos podrían haber disfrutado de igual nivel de consumo a precios más accesibles, merced a una mejor integración/valorización de la media res, producto de una mayor cantidad de destinos de exportación que podrían haber sido abastecidos.

 

Por otra parte, la Sra. Presidente dijo no tener vacas, pero que defiende a los productores y a la industria. Si esto fuera así, si realmente quisiera defender al sector, debería sacar ya las retenciones a las exportaciones de carne vacuna o permitir a la industria computarlas como pago a cuenta de contribuciones sociales, mejorando parcialmente la competitividad sectorial. De esta manera, impediría que en los próximos meses se agreguen nuevas empresas a las 130 fábricas cerradas y que se engrose el número de puestos de trabajos perdidos en el sector, que ya es de 16.500. Está en sus manos Sra. Presidente defender el trabajo de los argentinos. Con una sencilla decisión lo puede lograr.

 

Otra de las realidades que el ministro de Economía debe desconocer, pero que el secretario de Comercio conoce, es que la carne al público aumenta, a pesar de que el precio de la hacienda en pie no se modifica. ¿Por qué acurre esto? Ocurre porque los valores del cuero y de la menudencia tuvieron fuertes caídas a salida del frigorífico.

 

En octubre del año pasado el cuero valía 14,82 $/kg y la menudencia 1,89 $/kg. Los valores actuales son de 9,82 $/kg y 1,28 $/kg, respectivamente, y con anuncios de nuevas bajas por parte de los compradores. Es decir, hasta la fecha han sufrido bajas de 34% y 32%, respectivamente.

 

En otras palabras el valor del “recupero” cayó de 5,20 $/kg en gancho a 3,30 $/kg, lo que implicó una pérdida de 1,9 $/kg o 37%. Y esos casi dos pesos se están trasladando al precio de la carne en el mostrador, lo que se traduce en un aumento de entre 5 y 10 $/kg en los cortes al público.

 

La faena vacuna ascendió a 1,1 millones de cabezas en junio pasado, lo que implicó un avance de casi 8,0% anual. Y con este guarismo en el primer semestre del año resultó 3,1% superior a la registrada en la primera mitad de 2014.

 

La participación de las hembras en la faena total se mantuvo por debajo del límite inferior de la banda crítica considerada necesaria para sostener el nivel de existencias (43%). En junio el ratio cayó a 42,2%, quedando 2,5 puntos porcentuales por debajo del nivel observado en junio del año pasado. Con una mirada optimista, se puede interpretar que estamos en el inicio de una fase de retención de vientres. Da la sensación de que el próximo cambio de administración nacional está generando expectativas positivas en los productores.

 

En esta oportunidad la menor importancia relativa de las hembras en la faena total se explicó por un menor crecimiento de la matanza de hembras en relación a la de machos. La de hembras creció 1,9% anual, al tiempo que la de machos hizo lo propio en 12,9% interanual.

 

El crecimiento de la faena y del peso promedio (declarado) de la media res en gancho, hicieron que la producción de carne se expandiera en 70.552 tn r/ch en relación al mismo semestre de 2014.

 

En el mercado interno se comercializaron 1,29 millones de tn r/c/h, es decir 92,78% del total producido en enero-junio. La absorción interna experimentó un crecimiento de 52.152 tn r/c/h (4,2% anual), y explicó casi tres cuartos del crecimiento interanual de la producción de carne vacuna. Su importancia relativa descendió 1,0 punto porcentual con respecto a un año atrás, pero todavía se mantuvo entre las tres más elevadas de los últimos veinte años.

El consumo per cápita de carne vacuna se ubicó en 59,9 kg/año, tomando el promedio móvil de los últimos doce meses. En relación al mismo mes de 2014 registró una caída de 2,9%.

 

De acuerdo a nuestras estimaciones, en la primera mitad del año se colocaron en el exterior 100.235 tn r/c/h de carne vacuna, acumulando un avance de 22,5% interanual.

 

En mayo el Senasa certificó exportaciones de carne vacuna por un total de 11.571 toneladas peso producto (tn pp), cumpliéndose así siete meses de estancamiento. También en la comparación interanual no se observó casi variación, ya que el volumen exportado disminuyó apenas 0,7%.

 

Por las ventas al exterior de carne vacuna ingresaron aproximadamente 79,0 millones de dólares en el quinto mes del año, lo que implicó un ajuste de 21,0% anual. En enero-mayo se facturó un total de 385 millones de dólares, equiparando los ingresos registrados durante enero-mayo de 2014 (0,3% anual). El crecimiento de los volúmenes exportados fue compensado por la disminución del precio unitario. Este último registró una caída de 20,7% anual en el acumulado del año, al ubicarse el promedio en 6.759 dólares por tn pp.

 

En lo que transcurrió del año, China se consolidó como principal destino de exportación para los cortes congelados. En total se exportaron 17.050 tn pp a este país, es decir 35,2% del total. En relación a un año atrás casi cuadruplicó sus compras (+266,9% anual). Por su parte, Chile quedó en el segundo lugar, con compras por 10.050 tn pp (20,8% del total), que retrocedieron 6,6% en comparación con enero-mayo de 2014. El tercer destino fue Israel, que compró 26,9% más en términos anuales, llegando a un total de 7.238 tn pp (14,9% del total). En cuarto lugar quedó Rusia, con 5.129 tn pp (10,6% del total; -19,8% anual). Luego, como ya hace tiempo que viene ocurriendo, se ubicaron Alemania y Brasil, con compras por 2.206 y 1.782 tn pp, respectivamente.

 

Las exportaciones de cortes Hilton, en los primeros once meses del ejercicio 2014-2015 (91,7%), los exportadores argentinos sólo cubrieron 60,9% del contingente total otorgado por la Unión Europea a la Argentina, casi repitiéndose el comportamiento observado en el ejercicio anterior, siendo el octavo año consecutivo sin cumplir la cuota.