"Cuando Nougués empezó con las 500 vacas, hace 14 años, tenía un plan sanitario de mínima: vacunación contra la aftosa, mancha y gangrena, carbunclo, y aplicaciones de antiparasitarios. Entonces, hicimos un diagnóstico del rodeo y armamos un programa a medida, que comprende prevención y tratamientos con productos de calidad, además de manejo reproductivo", dijo Juan Insaugarat, veterinario de Saladillo y asesor del establecimiento.
Al principio, no estaban evaluadas las enfermedades reproductivas, bacterianas ni virales en la cría. "Si bien había alguna mortandad, no se investigaba el síndrome de diarrea neonatal, por ejemplo, que se lleva puesto un montón de terneros", recordó el profesional. Y advirtió que "un plan sanitario estricto requiere muchas necropsias. Cada vez que hay un aborto o muere un ternero hay que enviar el material al laboratorio y de acuerdo al resultado se ve si hace falta agregar alguna vacuna".
Otra herramienta que mejoró la eficiencia es el conteo de huevos que evita el uso innecesario de antiparasitarios y la consiguiente resistencia a las drogas. "Antes, los terneros recibían un tratamiento por mes, 12 al año. Pero no es un preventivo, hay que saber si realmente hace falta. Hoy, no se desparasita ningún animal sin haber hecho previamente el análisis", aseguró.
Con diagnóstico ginecológico
Con respecto al manejo reproductivo, el profesional anticipó que este año se van a entorar 1500 vaquillonas jóvenes. Para ello, hace un diagnóstico ginecológico que incluye grado de desarrollo reproductivo, estado corporal, frame y una pelvimetría, que permite saber cuánto debe pesar el ternero al momento del parto para minimizar riesgos.
"En función de todo esto se eligen los toros, que tienen que ser aptos para el servicio de vaquillonas de 15 meses. Por ahí, pesan 900 kg, pero le transmiten beneficios a la descendencia como un período más corto de gestación. Hay que tener en cuenta que al final el feto aumenta 500 gramos por día y si nace diez días antes lo hace con 5 kilos menos", explicó Insaugarat.
Así las cosas, indicó que "cuando la vaquillona sufre, rechaza al ternero. Por lo tanto, éste no recibe calostro antes de las 12 horas de nacido, lo que brinda inmunidad contra el síndrome diarreico: el que más pérdidas produce".
Según Insaugarat, un plan sanitario de máxima para un rodeo de cría tiene un costo de $200 por vientre entorado. Esto incluye el acondicionamiento inmunológico del ternero hasta el destete, que le da mayor resistencia a enfermedades en etapas posteriores. También, cubre los correspondientes biológicos y las prácticas profesionales.
Con este programa, la preñez del establecimiento de Nougués pasó del 83% inicial a un promedio del 92%, en la última década, con 85% de terneros logrados. "Gerenciar la sanidad es aprovechar la herramienta de menor costo de un sistema ganadero para lograr un alto impacto económico. Hay que abrir lo ojos", concluyó el veterinario.