El diagnóstico sobre la pésima situación de la actividad agrícola suele realizarse sobre premisas erróneas.
Decir el precio de la soja, por ejemplo, es muy bajo es no comprender las fluctuaciones que sufren los valores de los commodities.
En la actualidad el precio de la soja en el mercado de Chicago gira en torno a u$s 355 por tonelada. ¿Se trata realmente de un nivel muy bajo?
Miremos la evolución de los precios desde comienzos del presente siglo y comprobaremos que el actual está por encima del promedio.
Entre el año 2000 y mediados del 2007, los precios siempre estuvieron por debajo del precio actual.
Evolución de los precios de la soja (Chicago)
En este período, hubo dos años consecutivos con valores por debajo de u$s 200 por tonelada. El cuadro es muy claro:
Precios de la soja (Chicago). Junio, 2000 - junio, 2002
Incluso, respecto a los últimos años, el actual no sobresale por lo bajo. Más bien se aproxima el promedio.
Precios de soja en Chicago
¿Qué pretendemos demostrar?
Pues bien, que la situación internacional es muy buena pese a todo. No estamos en el pico. Pero tampoco, en el piso. De hecho, estamos más cerca del techo.
Descartada el precio internacional como la fuente de los males, queda mirar hacia adentro. Concretamente a la política económica.
No analicemos la cuestión de los ROE, que por otra parte no afecta la soja. Centremos, entonces, nuestra atención en el tipo de cambio.
Al hacerlo, advertiremos que la raíz del cuadro negativo está en la carrera entre el valor del dólar y la tasa de inflación. Esto es la tasa de depreciación de nuestra moneda y la tasa de inflación interna.
Para ello, nada mejor que observar el valor del dólar en el mercado oficial a lo largo de los últimos meses.
El gráfico es elocuente. En los últimos doce meses, la tasa de aumento del dólar fue de alrededor de 10%. Sí, señores: sólo eso.
En la carrera, el dólar pierde con creces.
Si suponemos una inflación próxima a 30% para el mismo período, caeremos en la cuenta de que la capacidad adquisitiva del dólar en nuestro país se ha reducido más o menos un 20%. Sólo en un año. Si tomamos un tramo de tiempo más amplio, la situación resulta peor.
Lamentablemente, a nivel internacional la caída ha sido de más o menos un 30%. Pero a esta baja debemos sumar la disminución de la capacidad de compra del dólar que cobra la soja. De esta forma, la reducción está por encima del 50%.
Si el tipo de cambio no hubiese sufrido el desgaste de la alta tasa de inflación, el valor actual brindaría un cuadro de gran similitud al existente en los años 2009 y 2010, cuando el negocio era viable.
Está claro. O el tipo de cambio se modifica ó se eliminan/reducen los derechos de exportación.
La culpa no la tiene el chancho sino quien le da de comer. Y, obviamente, quien le da de comer es el Gobierno.