El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, presentóhace unos días un informe en el que estimó las pérdidas que sufrirá Uruguay por la caída de precios y rendimientos de la soja.
Aguerre estimó que los ingresos de Uruguay por exportación de soja caerán por el desplome de los precios de la oleaginosa en los mercados externos y por los bajos rendimientos provocados por la escasez de precipitaciones. La soja es el cultivo estrella de la agricultura uruguaya y desde el año 2009 le disputa el liderazgo a la carne vacuna en el ranking de exportaciones.
El ministro calculó que si en el área de 1,2 millones de hectáreas de soja se obtiene una productividad de 2.500 kilos por hectárea, la producción es de 3 millones de toneladas. Y si el precio de la tonelada es u$s 200 menor al del año pasado, se obtendrán u$s 600 millones menos. Si a eso se le agrega 20% de caída en el rendimiento por hectárea debido a los efectos del clima, la cifra pasa a ser de u$s 840 millones, una caída significativa respecto a la zafra 2013/2014.
Informó que en algunas zonas del basalto y sobre todo en zonas del este, donde los suelos son más superficiales, los niveles de aguas están por debajo de 20% de lo que puede almacenar el suelo. "La situación es de monitoreo permanente y por suerte los indicadores de índice Verde, o sea de crecimiento forrajero, en los últimos 15 días era aceptable para el verano. Lo que agrava la situación es que este déficit hídrico se asocia a temperaturas superiores a lo normal para esta época del año, aumentando la demanda de agua tanto para los cultivos como para las pasturas", detalló.
El jerarca insistió en la necesidad de generar una estrategia de mediano y
largo plazo, donde el agua, que sobra durante muchos períodos del año, pueda ser
un insumo que se utilice cuando sea necesario. Así como se hace con la genética,
la fertilización, la nutrición vegetal o la mecanización agrícola, dijo.
Aguerre agregó que la estrategia nacional es acopiar agua, así como otras veces
se hizo para generar energía eléctrica, e indicó que Uruguay ya está transitando
por ese camino. Comentó que en los últimos cinco años se incorporó el riego en
40 mil hectáreas de agricultura que no se regaban. El ministro afirmó que los
cultivos que están bajo riego tienen rendimientos que superan en 1.000 o 1.500
kilos de soja por hectárea a los que no se regaron.
En cuanto al agua para abrevaderos en predios ganaderos, en los últimos siete años se atendieron 6.328 proyectos y hay entre 6.000 y 7.000 proyectos más para realizar, informó.
En Uruguay, la luminosidad que permite a través de la fotosíntesis la producción de granos (cereales u oleaginosos) es suficiente para producir 5.000 kilos de soja o 13.000 kilos de maíz por hectárea; sin embargo, nueve de cada 10 años ese potencial no se alcanza porque el factor que limita la producción es el agua, explicó Aguerre.
Falta de agua
Hay ganado gordo en los campos, la producción de leche se mantiene alta, está a pleno la cosecha de los cultivos de verano con una soja "muy linda", los ovinos dejaron atrás los problemas sanitarios, hay aguadas y pasturas. Pero no todo es color de rosa.
La escasez de lluvias ha provocado un desmejoramiento en las pasturas, bajó la calidad de la comida, los productores ganaderos deben vender sus haciendas gordas y los tamberos se ven obligados a utilizar reservas que tenían guardadas para el invierno. Al mismo tiempo, la soja ha perdido 20% de su rendimiento promedio. Y el resto de los cultivos de verano cerrarán la zafra con menores rendimientos a un año normal.
Ese difícil equilibrio se puede romper si no llegan pronto las lluvias que desaparecieron del mapa a fines de enero pasado. Por ahora, todos miran hacia el cielo -productores y gobierno- y de reojo los pronósticos que anuncian precipitaciones para el viernes y para la semana próxima.
El gobierno "está preocupado pero no estudia medidas porque no recibió reclamos por la falta de agua para la producción", dijo una alta fuente oficial a El Observador. El tema fue planteado el lunes pasado en el Consejo de Ministros.
Si las lluvias no llegan, el panorama para la producción del campo uruguayo se complicará. En ganadería, las praderas y verdeos se están perdiendo por falta de agua. En el caso de las praderas, fuente de alimentación de calidad para el ganado, la falta de agua impide el rebrote de las plantas y se pierde calidad. La muerte de las plantas en esta época provoca la aparición de gramilla y malezas a la entrada del invierno.
En el caso de los verdeos, como avenas y raigrases, la falta de agua impide que germinen o quedan con un enraizamiento pequeño. Es una comida fundamental para el invierno que este año no se han podido casi implantar, o se han muerto, y los productores se encuentran ahora en proceso de volver a implantarlos.
"Falta agua en el campo natural y todos nos ponemos en posición de venta", comentó una fuente a El Observador, en alusión a que con el deterioro de las pasturas los productores deben apurar la venta de sus haciendas, lo que ha provocado una sobreoferta de ganado, con entradas postergadas a las plantas industriales y la caída de precios.
En lechería, los verdeos son claves para la alimentación de las vacas, que necesitarán en los próximos dos a cuatro meses comida de alta calidad para expresar el máximo potencial productivo luego de las pariciones del otoño.
En la actualidad, la mayoría de los tamberos han encerrado el ganado y están gastando parte de las reservas forrajeras del invierno para mantener la producción de leche.
En agricultura, a las pérdidas de divisas en soja que cuantificó el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, al salir del Consejo de Ministros, se suman bajos rendimientos en los cultivos de verano de segunda (soja, maíz y sorgo, aunque este es más resistente a la sequía) porque les faltó agua en el momento de la floración y llenado del grano.