No es la previa de los boliches, pero cierto parecido tiene. El rumor general sobre lo viene se basa en el inminente informe del USDA.

Habrá que ver si los privados han acertado acerca de cómo serán las estimaciones del USDA que, sin dudas, son formadoras de precios. Al menos, en el momento de la publicación.

Hasta la fecha se aguardaba que el organismo calcule un aumento en los stocks finales de maíz. No es una buena noticia para los precios del cereal.

Para peor, hace pocos días, la FAO elevó su estimación de existencias de maíz en China. Habla de 94,5 millones de toneladas cuando el USDA en su última estimación se refería 79,22 millones de toneladas.

Respecto a la soja, éstos podrían verse reducidos en escasa dimensión. Pese a ello, lo factible es que los valores no repunten porque la cosecha en América del Sur avanza a pasos agigantados.

Los valores no sólo muestran escasa atracción a nivel local sino también, mundial. Ello explica la reticencia de los productores de EE.UU. a desprenderse de mercadería.

El caso de Brasil y Argentina es distinto. Brasil ha logrado que la situación interna para los productores mejore como resultado de la devaluación del real que, desde septiembre pasado, alcanza a un 30% con una inflación interna mucho menor.

El cuadro argentino, por el contrario, es patético. Sobre todo para aquellos con pequeña escala. La cosecha de gran volumen –al menos en el núcleo sojero- y la apremiante situación financiera, que ya se está traduciendo en el área económica, impulsan a los productores a vender.

Quienes pueden “aguantar” esperarán para no caer en estos valores de “remate judicial”. Claro que hablar de “aguantar” es fácil. Porque la casi totalidad de los actores sufre, pese a la magnitud de la cosecha, un cuadro desalentador. Todo indica que junio o julio podría marcar el quiebre de retención y a partir de allí las ventas se acelerarían.

Ahora, la última palabra la tienen los cultivos en EE.UU. De no mediar una aguda presión gremial, las esperanzas sobre la baja de derechos de exportación y de eliminación de los ROEs resultan prácticamente nulas. Por ahora, los actores gremiales se han olvidado del poema de Hernández.

Las palabras del pastor alemán Niemoller, seguramente, golpean la conciencia de quienes quieren instituciones sólidas muy por encima del oportunismo y la conveniencia individual:

“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.”