Al decir de Shakespeare, “mucho ruido y pocas nueces”. Pese a los anuncios iniciales -y sus consecuentes suposiciones- no habrá reducción de alícuotas de derechos de exportación para los pequeños productores.

La recuperación para los pequeños, no parece ser tal. Lo que comprueba claramente es la expresión de El Príncipe. El Gobierno conoce muy bien esta obra y así lleva a la práctica la máxima de Maquiavelo “Divide y reinarás”.

Porque la realidad es que las fuerzas gremiales, que pretenden representar a los agentes del eslabón agrario, no han logrado mantener un frente cohesionado.
La realidad es que, a la fecha, el Gobierno pone en marcha un magro programa de ayuda (o estímulo) económica.

El nombre de por sí debería ser una afrenta; porque de lo que se trata (o se debería tratar) no es de ayudar o estimular sino de permitir que cada agente de la producción reciba lo que le corresponde. Porque las llamadas retenciones (derechos de exportación) son impuestos discriminatorios.

El Gobierno dispone la creación de un fondo de aproximadamente $2.500 millones de pesos para ser destinados a cerca de 46.000 pequeños productores chicos, de hasta 700 toneladas. Se denomina Programa de Estímulo al Pequeño Productor de Granos (PEPPG).

La burocrática medida no logra contrarrestar el impuesto que pagan los pequeños productores en concepto de derechos de exportación.

El caso de la soja es claro.

Un pequeño productor de soja de hasta 1.000 quintales recuperará tan sólo el 34% del monto que debe abonar por derechos de exportación. Si produjese, por ejemplo, 4.400 quintales, la recuperación sería de sólo un 7%.


Para el caso de los cereales, el porcentaje de recuperación es mayor, pues mayor es la parte que deben ceder al momento de vender. No olvidemos que los productores de trigo y de maíz no sólo deben pagar este impuesto -derecho de exportación- sino que también deben resignar parte del precio por la implementación de cupos a la exportación (ROEs).

Es que los cereales sufren transferencia de ingresos por dos lados: por uno, está el efecto de los derechos de exportación y por el otro, el efecto de los cupos de exportación, a raíz de la discrecional intervención estatal en los mercados.

En suma, los derechos de exportación no serán devueltos a los productores pequeños. Lo que recibirán será una compensación económica con fondos del Tesoro.

Además de recordar a Shakespeare o a Maquiavelo, deberíamos releer el Martín Fierro:

“Los hermanos sean unidos

Porque esa es la ley primera –

Tengan unión verdadera

En cualquier tiempo que sea –

Porque si entre ellos pelea

Los devoran los de afuera.”