Las semanas que transcurrieron entre el 10 y el 24 de febrero, posiblemente constituyeron el momento más exigido en la disponibilidad de agua en lo que va de esta campaña gruesa sobre el este de la franja central, que ahora se encamina sobrada al final del ciclo.
El patrón seco o mejor dicho el desplazamiento de las lluvias hacia zonas mediterráneas sólo dejó una modesta y dispersa oferta de agua durante las semanas antes mencionadas, solo algunas lluvias alcanzaban el centro oeste entrerriano como efecto marginal de eventos que se concentraban sobre el oeste. Si bien el ambiente se presentaba húmedo y con altas temperaturas, la atmósfera en la Mesopotamia y en gran parte de LP y BA no era alcanzada por las perturbaciones que desde el NOA bajaban hacia SL, CB y SF. Esto condicionó fuertemente la oferta de agua sobre gran parte de ER, situación que se revirtió en la última parte del mes pasado.
En la última semana de febrero y en el comienzo de marzo, las precipitaciones volvieron a tomar la provincia de ER, aunque sólo se cubrieron en forma marginal las zonas agrícolas ubicadas en LP y al sur del Salado bonaerense.
Más allá de los sabidos inconvenientes que las lluvias causaron en CB y SF, los acumulados han sido notablemente elevados en este período en buena parte de ER, principalmente en el departamento Paraná y el sur de La Paz, donde por sectores se superaron los 300 milímetros. En este caso, nuevamente estamos frente a acumulados excepcionales, que en el centro oeste entrerriano duplican la media normal de febrero. Estos acumulados, se moderan fuertemente al desplazarnos hacia el este. Los mismos han bastado para recomponer la situación de escasez hídrica que comenzaba a imponerse, sin embargo está claro que en los departamentos del este entrerriano y en las vecindades de los departamentos sojeros de Uruguay, los sistemas precipitantes no lograron el potencial pluvial que marcaba la alta disponibilidad de humedad atmosférica.
El buen estado que arrastraban las sementeras entrerrianas ingresando al mes de febrero, seguramente permitió arribar a las mismas en forma relativamente buena hasta que regresaron las lluvias. No es posible decir lo mismo para las zonas agrícolas ubicadas en el sur de la región pampeana, donde la situación se matiza con reservas hídricas muy ajustadas que necesariamente impondrán recortes productivos.
Entendemos que los cultivares con buen desarrollo en las zonas del este y norte entrerriano, deben haber tenido disponible agua en la profundidad del perfil y a pesar de la escasez de lluvias que ha sobrevenido en la zona durante gran parte de febrero, la performance productiva igual será muy buena.
En definitiva, en este cierre de campaña es más difícil evaluar el impacto que han tenido las inundaciones en el CB y SF, que el retroceso temporario que presentaron las reservas en sectores de ER y el noreste de BA. Parece ser más definitiva la merma en la producción que seguramente presentarán los lotes ubicados en la provincia de LP y al sur del Salado bonaerense. Es decir el tránsito de la campaña sojera por su período crítico ha presentado una gran variedad de situaciones, aunque claramente referenciadas geográficamente como se ha analizado.
Las perspectivas de corto plazo, parecen definir la continuidad de las condiciones veraniegas. No hay atisbos importantes de cambio de masa de aire que permitan augurar una modificación en el patrón húmedo y caluroso dominante. Sin embargo, la dinámica atmosférica impondrá una pausa en la oferta de agua. En efecto se espera que durante la próxima semana o incluso los próximos diez días se observe un período seco. Esto permitirá reordenar los lotes que han sufrido anegamientos y hacer las tareas para optimizar el proceso inminente de cosecha que se avecina. Entendemos que este período seco puede hasta ser beneficioso para gran parte de la de la zona núcleo.
- Por CCA - exclusivo Agrositio
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