Para el fitopatólogo Marcelo Carmona, de la Facultad de Agronomía de la UBA, no hay que perder el "gobierno" de la protección de la protección vegetal.
Sin embargo, ese "gobierno" entró en crisis, en opinión de este especialista. "Hay una crisis de manejo y gobierno de las adversidades. No era una cosa imprevisible. Por el contrario, fue una consecuencia nada sorpresiva y esperable, con un uso de monomoléculas, aumento de dosis, uso indiscriminado y una confianza extrema en la biotecnología de los ultimo años que se creía era solución de todo", señaló.
"Hoy, con los mayores avances tecnológicos logrados resulta una paradoja saber que la producción agrícola esta en riesgo y en peligro", agregó. Según el fitopatólogo, esto ocurre tanto con las plagas como las enfermedades. Hay insecticidas y fungicidas menos eficientes que en el pasado, plagas y hongos menos sensibles a las moléculas y nuevas adversidades en el manejo de los cultivos, enumeró.
La paradoja, para el fitopatólogo, es que en la actualidad se destaca como pocas veces el concepto de sustentabilidad vinculada con la producción.
"Debemos repensar los sistemas productivos", remarcó.
Monocultivo
Juan Pablo Ioele, asesor en el sudeste de la provincia de Córdoba, llamó la atención sobre el impacto del monocultivo de soja en la sanidad porque favorece el crecimiento de los patógenos.
"Favorecidos por el monocultivo y la permanencia de rastrojo en superficie, los patógenos necrotróficos incrementan su inóculo año a año y amplían su distribución. Aparecen con mayor frecuencia en los bordes, avanzando hacia la base en forma de dedo o V. Las estructuras de multiplicación son picnidios, que aparecen sobre las manchas y se observan como pequeños puntos negros", ilustró.
¿Qué hacer entonces en este escenario de complejidad para los cultivos?
De acuerdo con el asesor, para este tipo de enfermedades las recomendaciones de manejo se basan en las rotaciones de los cultivos, la utilización de semillas libres del patógeno y la eliminación de los rastrojos infectados.