La abrupta baja del barril de petróleo ocasionó un efecto negativo para las energías no convencionales. Una de ellas es la del biodiésel, que empezó a parar su producción y no descarta el cierre de fábricas hasta que el negocio se vuelva más competitivo. La situación para las plantas locales se agrava más con el cierre desde hace un año del mercado Europeo, principal importador del producto, según informó el Diario Bae.
Para entender mejor la situación, hay que decir que el biodiésel es usado para mezclar con gasoil, dado que éste último tiene un valor muy alto y que llego a estar a inicios del año pasado muy cerca de los u$s1.000 la tonelada. Tras la baja combustible fósil, el gasoil vale ahora 550 dólares. El derrumbe de casi el 50%, hace que los compradores externos ya no demanden el producto derivado de la soja o la palma, ocasionando la merma y por ende el freno a las industrias.
El hecho es tan grave que “ni siquiera eliminando las retenciones, se podría salir de esta crisis”, advirtió Claudio Molina. Según el asesor externo de la Cámara Argentina de Biodiésel (Carbio), Gustavo Idígoras, recién en noviembre próximo la OMC presentará su primer informe, y la apertura estaría lista en julio de 2016.
El pasado 12 de diciembre el Gobierno recortó a la mitad las retenciones efectivas a la exportación de biodiésel para incentivar las ventas externas del producto, sustituto del gasoil.
Con la baja del precio del petróleo y una merma cercana al 50% en el valor del gasoil, importar el producto desde la Argentina para sustituir ese combustible dejó de ser negocio, según informó el Cronista.
El sector de las pequeñas y medianas empresas, por su parte, se sostiene abasteciendo al mercado interno, que debe cortar el gasoil con una proporción cercana al 10% de biodiésel.
Tras una serie de intervenciones del Ministerio de Economía sobre el sector de los biocombustibles, iniciadas en 2012 con un aumento de las retenciones y una fuerte baja del precio en el mercado interno y sucesivas modificaciones a esas medidas el negocio en la actualidad quedó dividido entre grandes empresas exportadoras, con un bajísimo cupo local, y firmas medianas y pequeñas que abastecen a las petroleras en el país.
Pese a los avatares del sector, la producción de biodiésel en 2014 alcanzó un récord de 2,6 millones de toneladas, de las cuales 1,5 millones de toneladas fueron a la exportación.