Según un estudio realizado por las Cámaras empresarias que aglutinan a las estaciones de servicio, los valores de las naftas y el gasoil aumentaron a razón de 70 por ciento por año desde 2007. Promediaron aumentos del 500 por ciento desde 2007, una cifra que supera largamente los índices inflacionarios de los últimos años, según informó el portal Surtidores. Sin embargo, durante este período muchas debieron cerrar por problemas de rentabilidad.

De acuerdo a un relevamiento realizado por la Confederación de Entidades del Comercio de los Hidrocarburos de la República Argentina (CECHA), en sintonía con la primera asunción de Cristina Fernández de Kirchner a la presidencia de la Nación, en los surtidores de Buenos Aires el litro de Súper costaba 2.199 pesos y el de diesel 1.799. Hoy los mismos productos cotizan a $11.91 y $10.82 respectivamente.

¿Se modificó en algo la situación de las estaciones de servicio con estos incrementos? Estadísticamente no, ya que el número de bocas continuó en baja durante este período a pesar de los cambios que se produjeron en el mercado de los combustibles, especialmente en 2012, cuando a través de la ley “de la Soberanía Hidrocarburífera de la República Argentina” se produjo la expropiación del paquete accionario de YPF hasta entonces a manos de Repsol.

En declaraciones a Sutidores, el ex Secretario de Energía, Daniel Montamat, explica que hay precios que ya están, tomando en cuenta el dólar oficial en la paridad de importación.

Montamat estima que “es una situación difícil de sostener en el mediano plazo si el precio del petróleo consolida su baja”. No obstante advierte que “si hay devaluación, los precios de los combustibles tendrán que ajustarse al nuevo tipo de cambio”, para sintetizar: “con estos márgenes los problemas de rentabilidad lo tienen las estaciones con localizaciones marginales o algunas que están perdiendo ventas por la recesión y el mercado donde operan”.